Humor negro


¿POR QUÉ NOS REÍMOS?

Ayer el Náufrago se encontró, por doble vía, con el Humor, ese señor tan extraño, tan sano y al mismo tiempo tan complejo. ¿Qué nos hace reír? En este caso la risa brotaba de dos tabúes, dos situaciones que en principio no nos gusta mirar de frente: la vejez y la muerte. ¿Por qué estas dos sensaciones, que normalmente tratamos de evitar en nuestros pensamientos, pueden provocarnos risa o al menos nos hacen sonreír? ¿El humor no es a veces una forma de exorcismo, una especie de pedorreta que lanzamos para mantenernos alejados de nuestros temores?

Piensen lo que quieran, el Náufrago les brinda los dos causantes de su risa, quizá porque ya le ha llegado la hora de acostumbrase a hacerles frente. Lo primero es una anécdota, el final de la historia de un velatorio, De repente los ‘veladores’ se dan cuentan de que están bromeando delante del difunto. Se sienten mal y piensan qué sería lo ‘conveniente’:

“…Y con estas anécdotas del muerto a la gente le da la risa floja y de repente uno dice: "¡¡Aaaaaaay!!... si no nos reímos, ¿qué vamos a hacer...?". ¿Cómo que qué vamos a hacer? Pues llorar, cojones, ¡qué para eso estáis en un velatorio!

Y entonces se crea un silencio incómodo, hasta que a alguien se le ocurre algo original que decir... "Pues mira, ya ha dejado de fumar...". Bueno sí...,el muerto ha dejado de fumar, pero los demás no paran... Que se forma allí un ambiente que sólo falta que salga Michael Jackson bailando el Thriller...

Yo creo que en vez de ponerle velas al ataúd le deberían poner faros anti-niebla... ¡Es que es muy fuerte! Los muertos se van al otro barrio ahumados, como los salmones. Vamos, que si llegas tarde piensas... "Coño, ¡qué los familiares ya lo están incinerando por su cuenta!".

Pero a mi las frases que más me impresionan son las que se dicen en el "pésame"... "Te acompaño en el sentimiento...!". O esa otra que dice... "Ha pasado a mejor vida", que en eso sí que tienen razón... Porque toda la vida con muebles de aglomerado de Ikea y cuando te mueres te meten en un ataúd de roble macizo... Y a lo mejor te has pasado la vida conduciendo un Opel Corsa y ahora te vas al otro barrio en un Mercedes de puta madre...¡Y con chófer! ¡Muy bien!. ¡El coche más seguro del mundo! ¡A buenas horas!.

En fin, yo no tengo claro lo que quiero que hagan conmigo cuando me muera. Había pensado en la incineración, pero no me convence. Porque van los familiares con las coronas de flores y el ataúd, y al rato salen con una copa de cerámica y claro, entre las coronas y la copa parece que han ganado la vuelta ciclista a España.

Por eso estoy pensado en donar mi cuerpo a la ciencia. Así ni velatorio ni nada. Las orejas las donaría al museo de cera, con un tapón mío hay cera para hacer los Tres Tenores... El corazón a Anne Igartiburu, para que haga: "Hola, corazones... Hoy tenemos Corazón Golfo"... Y el hígado que se lo den a Jacks Daniel´s y lo destilen seguro que sacan para unas cuantas fiestas a costa mía, del difunto...”

El otro hecho es lo siguiente:

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