Escribir en vano

VANITAS VANITATIS

Digamos que este lector de columnas periodísticas acaba de subirse a tres peanas ‘literarias’ y al leerlas ha sentido tres sensaciones diferentes, sin que ninguna de las tres satisficiera el hueco hondo y misterioso que por dentro le horadaba.

Empecemos quizá por la tercera en el orden de lectura, que es la que mejor regusto le ha dejado. El autor es un escritor local que aprovechando el curso magistral que sobre Pablo Neruda ha tenido lugar en el Centro de Acción Social y Cultural de Caja Cantabria (CASYC)se ha servido de una anécdota por el también escritor Jesús Pardo para llenar su página. En ella hace alusión al encuentro que tuvieron en Londres, mediados los 60, Pablo Neruda y el susodicho Jesús Pardo, en una comida ofrecida en honor del poeta chileno por la Compañía de Nitratos de Chile.

Al final del almuerzo Pardo se acercó a D. Pablo. Al saber que era español el poeta chileno, quizá un poco animado por los efluvios del pisco sauer, no tuvo empacho en proclamarse como el 'mejor poeta hispano' y nombrar a Rafael Alberti como vicepoeta hispánico del mundo. También le preocupaba que cuando él muriera y el poeta gaditano ocupara su puesto, quién ocuparía la ‘vicepoetería’ de las letras hispánicas. Importantes preocupaciones de poeta.

De la segunda y tercera columnas periodísticas, casi es mejor que ni hable. Porque si D. Pablo se preocupaba por quién ascendería al segundo puesto del Parnaso hispano, tendríamos que ocuparnos de quién sustituirá a Normal Duval en el emporio Frade y el no menos preocupante asunto de saber si el papá de Jorge Javier Vázquez era un ‘dictador’ y por consiguiente, él sería el ‘dictadorcito’. Graves problemas.

Como ven se trata de cuestiones importantísimos para el devenir del mundo. ¿Y para esto ha empleado veinte minutos de su vida el Náufrago, escribiendo esta banalidad? No lo entiendo. ¿O sí?

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