“La ‘Tournée de Dios”

CRÓNICAS DE VERANO

Por unos días el Náufrago dejará el mar para subir a la montaña, invitado. Serán días de charla, pequeñas caminatas, de vivir los hermosos paisajes de los Picos de Europa y sentir una gran sensación de calma y sosiego. Con tales componentes, pocas más cosas son necesarias. De todos modos se llevará cuaderno, cámara y un libro por si hubiere un hueco para le lectura, que será más bien poco.

Anteayer ha empezado a releer “La tournée de Dios” de Jardiel Poncela. Una oxigenación para el ánimo perderse en ese mundo disparatado de Enrique donde cuenta la visita de Dios a nuestro país y atravesará por las más inverosímiles situaciones, como tener que dormir solo, metido en el confesionario de la Catedral porque se moría de frío en el lecho que le habían preparado, frente al Altar Mayor. Todo el libro es un divino disparate que produce una sensación de humorística relajación.Un Dios que bosteza y se aburre escuchando el Te Deum, como cualquier ciudadano . Un Dios que no suelta discursos ni bendice la mesa en el banquete en su honor, sino que simplemente suelta un “Hijos míos, buen provecho”, aún bajo los efectos soporíferos del ‘Lacrimae Christi’ y después de haber dado cuenta de los ‘tocinos de cielo’, ‘los huesos de santo’, y el ‘cabello de ángel’ que los pelotas de turno habían preparado en su honor.

Anoche, al volver a empezar a leerlo, se encontró con el exordio. Fue también en el verano de 1929, en Fuenfría (Guadarrama), donde ideó y pensó su 'Tournée’ divina. Han pasado 80 años y el libro conserva su frescura, su humor disparatado, su mezcla de poesía, sinrazón, diálogos, aventuras, burlas, gráficos, desorden ordenado, en el más perfecto surrealismo.

Dejémosle en su presentación, donde la poesía, se mezcla con el humor y explica el porqué de su cuarta novela.

ES PROPIEDAD DEL AUTOR. Derechos
reservados. La traducción, la adap-
tación, el robo y el plagio se per-
guirán a tiros sobre monocicleta blin-
dada, único procedimiento eficaz
ya en el mundo.

That is the question, by Enrique
Jardiel Poncela. 1932

“Ideé y pensé este libro (cuya realización retrasaron otros trabajos) durante el verano de 1929 y bajo una tienda de campaña instalada en las cumbres de la Fuenfría (Guadarrama), a donde me retiré por entonces llevado de ciertas reacciones sentimentales y dispuesto a vivir una temporada en contacto directo con la Naturaleza. Me acompañaba un muchacho de once años que me servia de criado y al que denominaba el boy no por presumir de educación británica, sino porque jamás acudía cuando se le llamaba.

Ideé y pensé este libro una noche cualquiera de aquel verano, mientras el búho emulsionaba el aire con sus alas y lo ametrallaba con sus gritos lúgubres; mientras el girino corría sus ultimas regatas en las charcas frías del deshielo; mientras el vencejo iba ya, como una saeta, a guarecerse y mientras el murciélago -trapecista del día y avión de la noche- extendía sus bracitos membranosos descolgándose de la madriguera para lanzarse al rápido viraje nutritivo.

Ideé y planeé este libro -en fin- ante el espectáculo misterioso y eterno de la Naturaleza, agobiado de estrellas, sitiado por inmensos bosques de pinos, junto a una hoguera perfumada de resina, con una barba de veinte días y pelando patatas para la cena."
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Comentarios

M. Luz ha dicho que…
Me parece normal que el libro conserve su "frescura".
Doy fé del frío que hace en ese valle, incluso en las tardes y noches de pleno verano.
Julio ha dicho que…
Pues sí, sigue tan 'fresco' en sus críticas, en sus rasgos de humor, en sus 'hallazgos' que envidiarían muchos 'modernos'.Sobre todo se trata de un humor de una fina ironía, nada chabacano.

Después de todo lo que indica es que a pesar del tiempo transcurrido, en algunos aspectos no hemos cambiado tanto.Seguimos siendo demasiado 'muy de derechas' y 'muy de izquierdas'. No se notan demasiados cambios. Quizá sea debido a la 'frescura' del valle:-)

Un beso

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