Chez le véterinaire

LAS CRÓNICAS VERANIEGAS DE DOUCE: EL "VETE"


Hoy me ha tocado ir al 'vete'. La verdad es que a pesar de que me trata muy bien, a mí no me gustan demasiado estas visitas. Los momentos de más nervios son los que paso en la sala de espera. Es un cuarto pequeño, donde no hay nada para nosotros, los ‘pacientes’, en el más amplio sentido de la palabra. Somos pacientes porque ‘padecemos’ y además ‘pacientamos’. Todo está pensado para nuestros dueños, pero no para los visitantes. Porque díganme para qué necesitamos nosotros la tele o las revistas, por mucho que se llamen “El mundo del gato”, “El mundo del perro” o “Arquitectura y Diseño”… Yo, aprovechando el título de esta última, mientras esperaba, he diseñado una ‘clínica’ más ‘ad hoc’ para los posibles clientes.

Los perritos, los gatos, los hurones o los animales que acudan a la clínica, necesitamos espacios amplios, a ser posible en zonas naturales, donde podamos sentirnos libres y no agobiados entre cuatro paredes. No tenemos sitio para movernos, para oler, para tener nuestro territorio cuando nos toca compartir el sitio con otros perritos o gatos.

Así que, mientras esperaba, me entretuve en diseñarle la “Clínica veterinaria siglo XXI” y se la regalé después de que me pinchara, me tomara el pulso, me examinara la boca, y me pinchara en una pata para analizar mi sangre. Es cierto que me echa muchos piropos, me llama guapa, buena y hasta me dice que estoy muy ‘joven’ y no aparento mis once años. Son todas cosas de agradecer que a una le gustan, por eso le he dejado el plano. Yo creo que con lo que le cobra a mi papá cada vez que la ‘secretaria’ le pasa la receta – se le queda una cara de pasmao... – bien podía poner una clínica como la que yo le he diseñado.

Veremos si lo convencemos.

Comentarios

Sylvia Otero ha dicho que…
Me encantó tu idea!!!

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