España 2050
"LA DESINTEGRACIÓN DE ESPAÑA EN LAS AULAS "
EL Náufrago no tiene bola de cristal, ni se llama Rappel, ni siquiera puede apoyarse en elementos de juicio sabios. Sólo dispone de sus propios 'pálpitos', emociones o como quieran llamarlo.
Durante varios días ha seguido el análisis que un periódico nacional ha realizado sobre los distintos libros de texto con los que se forma e instruye a los españolitos, o como quiera que se llamen los que hoy son niños y dentro de unos años, adultos. Hoy, al dar por concluido este análisis, lo resume en un editorial titulado "La desintegración de España en las aulas".Quizá por la discreción que aconseja una prudente corrección política, el editorialista ha añadido..."en las aulas", para que no resulte tan contundente el dejar el titular en: "La desintegración de España", a secas. Además, daría pie a los que habitan otros 'paraísos' o en los parajes leoneses de Babia, a eso de " ya están aquí los catastrofistas de siempre ".
Así que de momento, lo dejamos: "en las aulas". Lo que ocurre es que lo que se enseña, se omite o se tergiversa en las aulas, sobre todo lo que se refiere a la configuración del mundo, los países, su historia, sus lenguas y tradiciones y otros 'adoctrinamientos' es el mundo en que luego se refugian los adultos de mañana. Eso lo saben muy bien los que ahora preparan el futuro más o menos cercano. Los ciudadanos, entretenidos en los problemas cotidianos: trabajo, ocio, educación, paro, hipotecas y demás afanes diarios , no tienen tiempo, ni ganas , para reparar en esta labor sorda, callada, cotidiana que se trama en el subsuelo de la educación y la enseñanza.
El Náufrago no conocerá lo que será España en tan sólo treinta o cuarenta años, pero intuye que será bastante diferente de lo que hoy llamamos España. No se precisa ninguna bola de cristal, basta ver cómo, poco a poco, cada Comunidad, Región, Nacionalidad o cómo quieran llamarlo, van barriendo para casa, pensando tan sólo en su propio desarrollo e intereses. Hasta los ríos van siendo rotulados con 'denominación de origen'. Mientras, los lazos de cohesión, de proyecto común, van rompiéndose lentamente.
NOTA: No obstante, no tomen estas refelexiones demasiado en serio. Al fin y al cabo, sólo se trata de 'pálpitos', 'emociones' o como quieran llamarlo, de un Náufrago que vive apartado en un isla
EL Náufrago no tiene bola de cristal, ni se llama Rappel, ni siquiera puede apoyarse en elementos de juicio sabios. Sólo dispone de sus propios 'pálpitos', emociones o como quieran llamarlo.Durante varios días ha seguido el análisis que un periódico nacional ha realizado sobre los distintos libros de texto con los que se forma e instruye a los españolitos, o como quiera que se llamen los que hoy son niños y dentro de unos años, adultos. Hoy, al dar por concluido este análisis, lo resume en un editorial titulado "La desintegración de España en las aulas".Quizá por la discreción que aconseja una prudente corrección política, el editorialista ha añadido..."en las aulas", para que no resulte tan contundente el dejar el titular en: "La desintegración de España", a secas. Además, daría pie a los que habitan otros 'paraísos' o en los parajes leoneses de Babia, a eso de " ya están aquí los catastrofistas de siempre ".
Así que de momento, lo dejamos: "en las aulas". Lo que ocurre es que lo que se enseña, se omite o se tergiversa en las aulas, sobre todo lo que se refiere a la configuración del mundo, los países, su historia, sus lenguas y tradiciones y otros 'adoctrinamientos' es el mundo en que luego se refugian los adultos de mañana. Eso lo saben muy bien los que ahora preparan el futuro más o menos cercano. Los ciudadanos, entretenidos en los problemas cotidianos: trabajo, ocio, educación, paro, hipotecas y demás afanes diarios , no tienen tiempo, ni ganas , para reparar en esta labor sorda, callada, cotidiana que se trama en el subsuelo de la educación y la enseñanza.
El Náufrago no conocerá lo que será España en tan sólo treinta o cuarenta años, pero intuye que será bastante diferente de lo que hoy llamamos España. No se precisa ninguna bola de cristal, basta ver cómo, poco a poco, cada Comunidad, Región, Nacionalidad o cómo quieran llamarlo, van barriendo para casa, pensando tan sólo en su propio desarrollo e intereses. Hasta los ríos van siendo rotulados con 'denominación de origen'. Mientras, los lazos de cohesión, de proyecto común, van rompiéndose lentamente.
NOTA: No obstante, no tomen estas refelexiones demasiado en serio. Al fin y al cabo, sólo se trata de 'pálpitos', 'emociones' o como quieran llamarlo, de un Náufrago que vive apartado en un isla
LA DESINTEGRACIÓN DE ESPAÑA EN LAS AULAS .-
EL MUNDO concluye hoy siete días de análisis comparativo de los libros de texto en que se educan casi 7,5 millones de niños y adolescentes españoles. El serial ha puesto sobre la mesa una auténtica radiografía del escándalo silencioso que va minando España; esto es, la prueba evidente de que la descentralización educativa ha degenerado en un auténtico motor de desmembración nacional, tal como se puede comprobar, negro sobre blanco, en los manuales escolares vigentes en las distintas Comunidades.
Con esta denuncia, EL MUNDO confirma la existencia del problema que hace siete años pronosticó la Real Academia de Historia en un informe contra la manipulación del pasado en los libros de texto. La falsificación de la Historia resulta especialmente grave en las autonomías gobernadas por los nacionalistas. La dejación del Ministerio de Educación -que determina el tiempo de materias comunes (55%) pero no vigila los contenidos-, la insaciable avidez de los nacionalistas y la avaricia de las empresas editoriales, que no quieren abstenerse de un suculento negocio cautivo, componen el humus fatal en el que germina la desarticulación de España en las aulas.
La entrega de hoy es paradigmática del grado de frivolidad de los manuales: uno de los ejercicios que propone la editorial Santillana a los estudiantes de 4° de ESO en Cataluña es la retransmisión de una final del Mundial de Fútbol entre la propia Cataluña y Brasil; un partido nada inocente ... que, claro, gana Cataluña.El Mundo, 26/11/2007
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