De marujeos

El Náufrago, ve un poco la tele a la hora de comer. Normalmente coincide con alguno de esos programas donde la gente trata de llevarse unas pelas para casa a fuerza de dar vueltas a la ruleta de la fortuna y completando frases, refranes o acertijos varios. El público corea y da ánimos a los concursantes a los que a veces se les queda cara de pánfilos cuando ‘quiebran’. En los cortes publicitarios suelen proliferar ofertas de préstamos y créditos que proporcionan dinero al que no tiene. En un pis, pás, te dan los 3.000, 5.000 ó 6.000 euros que necesitas para pagar otros pufos o adquirir un coche, una lavadora o un TDT de ésos. El Náufrago se ha preguntado, por qué precisamente a estas horas tan ‘caseras’ aparecen estos reclamos. Cree tener la respuesta, pero no quiere decirla, porque sabe quién se le echaría encima.

Últimamente ha dejado las ruletas y suele ver el ‘negocio’ que se trae el Negociador Javier Capitán y los negociantes en busca, claro es, una vez más por don Dinero. Esta sociedad nuestra gira en torno a este poderoso Caballero del que ya hablaron los clásicos. Le entretiene esto del ‘te ofrezco’, ‘te cambio’, ‘te compro’… Sobre todo, porque se lo pasa bien viendo la habilidad del negociador, las reacciones del negociante, la cara que se ilumina o se apaga cuando van apareciendo los dineros que vuelan, o los que englle la trituradora…

Pero, hoy no tocaba eso. Hoy, quizá porque era algo más tarde mi comida, se dio de bruces con el dichoso ‘Corazón’, que ahora está en la otoñada. Hasta esa hora, y excepto en las noticias de los programas nocturnos de la radio, la noche anterior, había huido de la NOTICIA del día.¡Santo cielo! ¡Por los clavos de san Judas Tadeo, si es que fue crucificado, que lo ignora! La soberana paliza que tuvo que aguantar sobre el famoso “cese de la convivencia”. Todas las cámaras, a velas desplegadas, siguiendo a Reyes, Príncipes, Princesas, Altezas y bajezas…En el colegio, en no sé qué visita, en no se qué inauguración, en no sé qué ir y venir de todos los miembros y miembras de la Casa Real. O sea, que hay que esperar un ‘evento’ de éstos para enterarte de la ‘agenda’ de un día normal de reyes, príncipes y altezas.

Y ahí, aguantando el mosconeo de cámaras y micrófonos, recogiendo las sonrisas de circunstancia, sacando de los archivos todas las ‘separaciones’ reales que en el mundo han sido empezando por el Rey David, los Faraones, Sultanes y otros linajes. ¿Pero es que no hay cosas más trascendentales en este país que estos marujeos? ¿No se les puede conceder una tregua a estas señoras, señores, niñas y niños incluidos, y que arreglen sus problemas como hacemos los demás? Se dirá, que va incluido en el sueldo Vale. ¿Pero tan caro hay que pagarlo? ¿Cuánto se llevan al talego televisiones, radios, periódicos, revistas de todo marujeo con estas ‘chichas’ reales?

- “(Y usted, señor Náufrago, ¿Cuánto cobra por hacer de marujo?)”
- ¡Ufff! No sabes bien lo que me seda soltar todo esto fuera.

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