El despertar de una becaria ...

... O LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE DOUCE

Los visitantes de esta isla se preguntarán, y con razón, por qué figurando yo, Douce, como becaria de este blog o bitácora, sólo aparece mi trufa de vez en cuando. Más ‘cuando’, que vez. Esa misma pregunta me la hago yo. ¿Por qué coño acepté yo este puesto si luego me veo relegada al ostracismo mediático. Podría indicarles la causa, pero mi profesionalidad me impide desvelar ciertos secretos.Sé que estoy siendo utilizada, soy una especie de comodín encargada de sacar las castañas del fuego cuando ciertas circunstancias lo reclaman.

Así que hoy, me lo pidan o no, voy a ejercer de becaria y encargada por delegación de esta isla .Voy a hablar de ‘mi libro’, o por mejor decir, de mi vida y lo que yo represento. En otras palabras, recordando a Oscar Wilde, “De la importancia de llamarse Douce”. Y es que yo, la perrita Douce, no soy una perrita cualquiera. Tengo una función importante en esta vida de la que me siento orgullosa y que trato de cumplir sencilla, pero apasionadamente.

Sé que esta casa, sin mí, no sería la misma. Y mi papá, sobre todo, no sería casi nadie si yo no estuviera a su lado. Gracias a mí mantiene, bien que mal, su equilibrio emocional del que no anda muy sobrado. Yo le transmito serenidad, cariño, sensatez, sentido práctico, desinhibición, sentido del humor, sencillez… es decir, los principales ingredientes de una vida sin vanas solemnidades, ni catastróficas calamidades, dos grandes amenazas de lo que podemos llamar VIDA. Yo no suelto discursos farragosos como los suyos. No hablo, muestro como soy, que es la mejor manera de enseñar.

Esta mañana, por ejemplo, cuando él se despertó ya estaba yo acurrucada a sus pies. Estaba hecha una bola porque las temperaturas así lo indican y como yo no gasto ni edredones, ni sábanas, ni colchas para abrigarme, tengo que ‘autocalefactarme’ ( notarán la libertad con que uso el idioma). Cuando me vio estuvo un rato observándome. Tenía los ojos entornados, mis patas y mi rabo recogidos, y respiraba pausadamente. Este respirar tranquilo y profundo es una lección que trato de enseñarle. Inspiraciones profundas que llegan hasta el estómago y una expiración lenta y prolongada. Trato de que lo practique pero sus nervios le impiden realizar adecuadamente este simple y necesario ejercicio vital, pero sé que el verme le sosiega. Luego, se acercó a mí y empezó a acariciarme. En esto de dejarse acariciar también soy una excelente maestra y le muestro que, tan importante como acariciar, es dejar que a uno lo acaricien, desinhibiéndose totalmente. Dejaba que su dedos se hundieran entre el pelo de mi cuello que es un sitio que me encanta, luego estiraba las patas para que me acariciara los sobacos, apoyaba mis uñas con cuidado sobre su hombro indicándole que siguiera, que aquello me gustaba. Luego, cuando necesitaba aún más relajamiento, me ponía boca arriba ofreciéndole todo mi cuerpo sin reserva alguna. Me dejaba acariciar por todas las partes, por todas, encogía mis patas delanteras y me abandonaba. Me hubiera pasado así las horas muertas… Él siempre se cansa primero. No conoce de verdad lo que es relajarse.

Seguiría contando cómo ha sido la mañana, una mañana de perrita relajada, pero también sé cortar a tiempo para no aburrir al personal. A lo mejor otro día, hago honor a mi oficio de becaria, y les cuento otros momentos de mi perra vida.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Imposible no encariñarse con Douce. Me gustaría que conozcas a Gaza mi gatita. Estos bichitos tienen una filosofía de vida muy particular. No los estaremos mimando demasiado??, nunca te lo preguntaste??
Douce ha dicho que…
Hola Clara, soy Douce

No seré yo quien que se queje de que me mimen 'demasiado'. Nuestra filosofía es muy sencilla: dar, dar, no reclamar más de lo que
quieran darnos.

Tengo compañeros, que aunque no tengan la suerte que yo, siguen dispuestos a dar lo que tienen: compañía, fidelidad y cariño.

No estaría mal que los humanos aprendieran de nosotros.¿Por qué a veces no mostráis entre vosotros las mismas formas de cariño? ¿Quién os lo impide? ¿Los demás? ¿Vosotros mismos? El cariño es un regalo, se da gratis, no debe exigirse. Tampoco conviene cerrar demasiado las puertas para que los demás os quieran.

Me parece que en estas cuestiones los humanos sois un pelín más complicados.Vamos, eso me parece.

Un guauuu cariñoso para Gaza y gracias por visitarnos.

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