Un sermón de Douce

DE VITA PLACIDA... DOLCE VITA

¡Ah si esta humilde perrita pudiera inculcar en la mente de su papá un poquito de su ‘filosofía animal’! ¡Qué bien le vendría! ¡Con cuánto más sosiego, con cuánta más calma y felicidad viviría! Trato de enseñárselo sin palabras, le digo en cada momento: ¡Mírame! ¿Ves en mí acaso ese cronometrar del tiempo que tú te traes? Estás jubilado, ¿Por qué no ‘jubilas’ mejor? ¿Qué prisa tienes por hacer esto y lo otro? ¿Por qué en lugar de disfrutar de lo que estás haciendo en ese momento, ya estás pensando en lo que harás después, si llegarás a tiempo…? ¿Qué harás después de lo siguiente, y después de lo siguiente de lo siguiente…o lo que harás tal día, de la semana que viene? Jodío ‘cagaprisas’, siempre viviendo el momento que viene, sin disfrutar o vivir el que ya ha venido.

Obsérvame a mí. ¿Recuerdas esta mañana durante nuestro primer paseo matutino? Siempre ocurre lo mismo. Yo trato de disfrutar de ese primer paseo. No tengo ninguna prisa, no pienso en lo que voy a hacer después. Sólo deseo oler tranquila, necesito explorar despacio todo el terreno, detenerme en aquellos sitios que me dicen algo especial. Busco el lugar adecuado donde dejar también mi ‘sello’ y de paso desahogarme, que para eso me he aguantado toda la noche sin molestarte. Luego me apetece mirar al horizonte, por si, por casualidad, aparece alguno de mis amigos. Si veo dos palomas me gusta ir detrás de ellas, como voy detrás de todo bicho viviente que se mueve. Tú, mientras tanto, ya me estás silbando, o llamándome: ¡Douce! ¡Douce!

Querido cagaprisas, papá querido, me pones de los neeeeervios, si es que yo tuviera esa clase de nerviosismos. ¿Tanta prisa te corre ir al gimnasio, bañarte, ducharte, saunarte y esas cosas tan raras que haces? ¿Se va a cerrar si llegas diez minutos más tarde? ¿Acaso hay mil tareas que hacer que te esperan…? Sí, ya sé que todo lo tienes que hacer, pensando en lo que va a venir después? ¿No puedes disfrutar tranquilo el sentirte arropado por el agua, el ver esa gota de agua que se ha posado en la esquina de tus gafas de buceo y ahora brilla iluminada por ese sol matutino que se cuela por el ventanón de la piscina. Mírala bien, es redonda, en el centro se forma un pequeño arco iris y hay un montón de círculos diminutos entre los que se descompone la luz. Y tú, pensando que ya es tiempo de salir del agua, y entras en la sauna y estás pensando en la salida, sin disfrutar tranquilo ahora que está vacía, que puedes ocupar todo el tablado y dejar que tu cuerpo expulse todas las toxinas. Porque intoxicado estás de prisa.

¿Por qué corres? ¿Por qué te irrita esperar a que ese señor que está lavando su coche, pare de echar moneda tras moneda, para el lavado con jabón, el lavado con brillo, y el superbrillante…? ¿Y tú, lanzándole miradas poco amables, esperando a que introduzca por fin la manguera en su cartuchera y te deje el sitio libre? ¿Acaso tienes algo urgente que hacer además de comprar el periódico, el pan, y ponerte a leer o a escribir o a lo que te dé la gana?

¿No me ves a mí, que descanso todo lo descansable, que me paso horas y horas tumbada disfrutando del descanso, sin pensar en nada más que vivir mi vida de perra – que no, ¡perra vida’ – como alguno de los tuyos dice. A los perritos, si no le da a nadie por hacernos eso que llamáis ‘perrerías’ – nosotros lo llamamos ‘hombrías’- llevamos la vida más feliz del mundo. Yo soy feliz contigo ¿te enteras? Y no tengo prisa: descanso, como, duermo, juego, paseo (cuando me sacas). Sólo me altero un poco cuando te veo que te preparas para salir y no acabas de hacerlo o si me tientas con alguna golosina. Hasta ahí llegan mis nerviosismos. Pues a ver si tomas nota, querido y aprendas a llevar una ‘vida perra’, es decir más sosegada, más sin prisa, disfrutando de cada momento ahora que puedes.He dicho.

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