Historias de perros

By DOUCE

Hoy estoy muy contenta porque mi papá ha vuelto de una de esas correrías que de un tiempo a esta parte, se están haciendo más frecuentes. Le echo de menos cuando no le veo durante algunos días, pero sé que él piensa a menudo en mí y ve los sitios que visita "sub specie canis" o sea, con ‘visión canina’. Quiero decir, porque él me lo ha confesado, que se fija más en los perros que en las personas. Comprendo que alguno de ustedes, al leer esto, se lleve el dedo índice a la sien y empiece a hacer el debido atornillado, pero no crean que es tan desacertado.

Sea como sea, piensen lo que piensen, lo que a mí como perrita me interesa, es que mi papá piensa en mí, y piensa en mis congéneres. Me cuenta que esta mañana paseaba por una Salamanca que aún no se había desperezado. Es la hora en que los amos sacan a pasear a mis amigos, para que puedan también disfrutar de la ‘apacibilidad de su vivienda’, como decía don Cervantes.

Me cuenta que de todos mis amigos el que más le emocionó, fue un perrito blanco, lanudo como yo, que caminaba detrás de un señor muy mayor con abrigo, sombrero y bastón y que caminaba con mucha dificultad. Mi amigo acompasaba su marcha al ritmo de su amo y su bastón. Al pasar por delante de la Iglesia de San Martín, mi amigo se detuvo un poco. Su amo que no se había percatado por qué se detenía, trataba de tirar de la correa para que avanzara pero él no se movía del sitio. Al final el señor se dio cuenta de que mi amigo tenía algo importante que hacer, y se detuvo también. El motivo de la espera valía la pena. Se trataba de dar los buenos días a otro perrito guiado por una jovencita que al ver la insistencia del ‘lanas’, sonrió y de paso le dedicó la sonrisa a su dueño, aunque quizá éste no se enterara.Esta historia me ha gustado y creo que voy a pensar mucho esta noche en mi amigo, en su dueño y en la sonrisa de la joven.

Luego más tarde fue a coger su cámara de fotos para sacar una foto de un edificio, del que me ha dicho que me contará también una historia muy interesante. Pero eso lo hará otro día seguramente. Junto a esa foto y a las que sacó en la plaza donde se encuentra le llamó también la atención una curiosa pareja, señor y señora mayores, con sus respectivos caniches, muy coquetos ellos, casi tanto como el original atuendo de sus amos. El señor parecía un viejo hidalgo de capa y sombrero y su acompañante, más joven,un tanto bohemia con su viejo abrigo de pieles.

Del primero no tiene ‘reportaje fotográfico’ porque en ese momento no llevaba la cámara. De los caniches y sus dueños si me ha traído un recuerdo para que conozca a amos y acompañantes. Es una hermosa plaza, llamada de los Bandos. La señora fue a hacer algunos encargos y el viejo señor del sombrero se sentó en un banco. Detrás de él, Carmen Martín Gaite le contemplaba sonriente. Debe ser un viejo amigo que frecuenta esta plaza. Cerca, la vieja fuente de la plaza lloraba su fresca melodía de agua.
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Nota: Para verlos mejor. Pinchar en la foto

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