Fervores patrióticos

Este país nuestro padece esquizofrenia, o por mejor decir, estamos guiados por esquizofrénicos que gozan de una buena salud esquizoide. Para que nadie se altere antes de tiempo, devolvamos a la palabra esquizofrenia su primitivo significado (σχίζειν, escindir, y φρήν, inteligencia), aquella escisión que se produce en la mente que tanto se eleva hacia lo ‘sublime’ o desciende a la más servil de las bajezas.

Parece ser que ahora ha sonado la hora agitar banderas, gritar vivas y olés, exhibir pancartas, expresar emocionalmente sentimientos 'patrióticos'. Y es curioso que eso se produzca fuera del territorio peninsular. Las banderas que allí se exhiben, son las que aquí se exponen con cuidado y recelo y cuando se muestran, pueden ser objeto de miradas retadoras. ¡Qué extraña manera de sentir patria! ¡Y qué bien , no se sabe si oportuna o inoportunamente, los políticos, sí, porque son los políticos los que llevan y traen a los reyes o les aconsejan que se callen , los que mueven ‘patrióticamente’ los hilos del tinglado. Los que ayer, en su esquizofrenia política, miraban hacia otra parte cuando los retratos reales eran quemados, son los que hoy sonríen suscitando sentimientos patrióticos, que pueden serles rentables.

Por esta isla soplan pocos aires ‘patrióticos', de acuerdo con los usos de las banderas, los himnos, los desfiles y las manifestaciones de fervor patriótico. Suscitar, alentar esos fervores patrióticos, por muy sentidos que sean, no sirven más que para excitar otros ‘fervores’ igualmente viscerales. Nuestras colores, para mostrar que son nuestros y no los del vecino, nuestras voces, para que se note que son diferentes.

En esta isla, quizá por ser isla, no soplan ese tipo de aires patrióticos. Cabría cualquier náufrago que compartiera parecidos valores, y respetara los valores del otro. Todo aquel que no izara su bandera para delimitar un territorio. No sé si fue Aristóteles o Aristófanes quien dijo aquello de : “allí donde se está bien, está mi patria”, pues el Náufrago se siente hoy aristotélico o Aristofánico. La patria del Náufrago, como la del señor Franklin, ‘está donde esté su libertad’… y la de los demás, por supuesto.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Me encanta saber de donde vienen las palabras... un besote y gracias por escribir

:)

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