Summer time

JUEGOS NÁUTICOS DEL ATLÁNTICO

El verano es una estación soñada por muchos que deja a veces un poso de desencanto. No siempre los sueños coinciden con la realidad y los sueños se convierten en un agobio. Hay veranos para todos los gustos. En realidad, como todas las cosas, los veranos no están fuera, los llevamos dentro. El viajero, no el turista, disfruta antes, durante y después de su viaje escogido. Los hay que son veraneantes de nevera, sombrilla y mogollón, que debe de ser un poco agobiante , pero que a muchos les identifica, son veraneante s‘identitarios’, ya que el palabro se ha puesto de moda.

Quizá este año, algunos hayan vuelto al verano del pueblo o se hayan quedado en casa pagando la hipoteca. Cuando no éramos tan ‘ricos’ como ahora, que vamos camino de volver a ser pobres, eran muy pocos los que podían pagarse el lujo de ver el mar y pasar las noches de discoteca. La mayoría aguantaba sus calores en casita, recogidos por la tarde en la oscuridad de la siesta, que a los chicos nos parecía el gran tostón. Y sólo por la noche, hablo de tierras de mar afuera, el calor remitía, se sacaban las sillas a la calle ‘a tomar el fresco’ de la noche. Y daban las doce, la una y las dos y las tres… la luna también nos encontraba desnudos al amanecer, no tan divertidos como los de Sabina.

Y llegados a este punto, el Náufrago no sabe por qué ha empezado por aquí, porque lo que de verdad quería decir, y ya no lo dirá, es cómo estaba viviendo su verano. Pero en realidad, tampoco interesa a casi nadie cómo pasan los veranos los náufragos. Hablar del verano era un pretexto para mostrar las fotos que esta mañana había sacado en el desfile de las regiones en los llamados “Juegos náuticos del Atlántico 2010”. Por la ciudad han paseado grupos de jóvenes de diferentes regiones atlánticas: británicos de Cornwal, franceses, de Bretaña, el País del Loira, o de Aquitania, portugueses, vascos, gallegos, asturianos, catalanes del Mediterráneo y cántabros.

Era reconfortante que el mar nos uniera y hermanara. Recogió fotos de todos los ‘equipos’, pero seleccionó en especial el de Bretaña. Principalmente porque era el más numeroso, el más vistoso, elegante y atractivo. Méritos aparte, le recordaron al Náufrago su estancia y sus diferentes viajes a este rincón de Francia, de gente acogedora, de playas de encanto, de pueblos entrañables: Paimpol, Roscof, Lanion, Quimper, Locronan, Concarneau, Carnac… Hay que decir también, que entre la alegría de portugueses, asturianos o aquitanos, resaltaba la belleza y la elegancia con que desfilaban las jóvenes bretonas con sus trajes y sus cofias.

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