Nuevos tiempos, nuevos ídolos

VENID, ADORAD AL 'BECERRO DE ORO'

Eran las doce de la mañana de un domingo de 2010, tal que hoy. Alguien tomaba la llamada Curva del Gas camino de la playa. Nada más girar, vio una larga fila de gente de todas las edades: niños, adolescentes, jóvenes, hombres maduros, algunos madurísimos que formaban una cola que ascendía hasta las puertas del Palacio de Festivales. El Alguien pensó en un primer momento que se trataría de un espectáculo apto para todos los públicos, dado que había bastantes niños y jovencitos, mamás y hasta abuelitas. De pronto reaccionó. Le llamó la atención el ver un buen número de camisetas rojas y alguna bandera. Ralentizó la velocidad del coche y pudo ver los rótulos: Villa 7, Casillas, España…

Fue entonces cuando entendió el porqué de aquella procesión, peregrinación o cómo se llamen estas manifestaciones de fervor laico. El Alguien que es ‘peregrino’ viejo, recordó las filas que esperan pacientes para besar lo que sea: desde el Jesús de Medinaceli a las multitudes que se agolpan en filas interminables en Santuarios de referencia. Sabe que hasta para conseguir el mismo DNI, o la entrada para un partido de fútbol de inmortal trascendencia, hay quien pernocta en un saco de dormir o a la intemperie, esperando una entrada para un concierto de los dioses de los escenarios.


El ser humano es fiel seguidor de todos los ídolos, dispuestos a sufrir cualquier sacrificio, para besar unos pies, una túnica, una efigie o adorar y llorar de emoción ante un ídolo cualquiera. Nada nuevo. Ya cuenta la Biblia lo enfadado que se mostró Moisés, que hasta partió enojado sus Tablas de la Ley, cuando vio que su pueblo, ante su ausencia y su tardanza, faltos de guía, se pusieron a adorar al Becerro de Oro que habían fundido con sus propias alhajas provenientes de Egipto. Necesitaban tener Algo a lo que adorar, no soportaban su soledad humana.

Ahora el Becerro tiene forma de Copa y un balón de oro, al que los fieles de esta mañana esperaban, pacientemente, rendirle adoración. Sólo a los privilegiados, los más próximos al Ídolo, les estaba permitidos besarle amorosamente. ¿Qué somos sin un ídolo ante el cual postrarnos? Las ‘religiones’ siguen vivas, sólo cambian las imágenes de los dioses de los que depende nuestra ‘salvación’ y nuestro gozo. Amén

Comentarios

Goyo ha dicho que…
Je,je... Muy buena la entrada. Me he reído al leerla. Soy gran seguidor del fútbol y de casi cualquier deporte pero de ahí a hacer cola para ver la Copa del Mundo... Por ahí no paso. Pero bueno, así el pueblo se mantiene entretenido y adora a sus nuevos becerros.
Douce ha dicho que…
Estimado Goyo,

Me admira la gente que es capaz de aguantar una cola. Creo que aunque al Náufrago le regalaran la entrada a cualquier espectáculo, sería incapaz de tener que esperar ni un cuarto de hora.

Leyendo hoy la prensa local, cuentan que el primero de la fila había aguantado estoicamente los 30ª grados norteños durante cuatro horas, para venerar el "Santo Trofeo". Hubo quienes atrasaron su viaje de vuelta para poder pasar por delante del Dorado Relicario y quienes cambiaron una excelente tarde de playa para dar satisfacción a los hinchas de Casillas y compañía...

Parce ser que hoy, el Santuario que cobija a la dichosa Copa estará abierto al 'culto' de 10 de la mañana a las 21 de la tarde.

Hay gente 'p'a tó', como dijo el otro. Los dioses bendigan su santa paciencia.

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