El enviado del Altísimo

CUANDO LLEGA EL OTOÑO

Tengo ante mí la última página del periódico. Es una de las manías del Náufrago, empezar a leer el periódico por la última página. De los dos textos que cubren la plana, uno es una columna que se titula “Miércoles sombrío”. Huelga decir que se refiere a la realidad económica que avanza a grandes pasos hacia la palabra ‘recesión’ que ayer apareció en el cada vez más oscuro, repetitivo y desorientado vocabulario del señor Solbes. Mientras, el paranoico optimismo del ilustre Presidente sigue por las nubes de las montañas leonesas con su sonrisa de plástico, que más que sonrisa se ha convertido en una mueca, en un rictus. La otra noticia es mucho más ilusionante en tiempos sombríos. Como pueden imaginar el Náufrago ha escogido la segunda porque le parece más humana y divertida.

- Los hechos ocurren en Hualpén, un pueblecito del sur de Chile. Al parecer el alcalde de este pueblo no hace más que recibir parabienes y saludos por las calles con un sonriente “gracias, usted sabe por qué”. A su correo llegan decenas de mensajes agradeciendo también la ‘ayuda’ que ha cambiado sus días. Para todos ellos el edil benefactor tiene la misma respuesta: “No es a mí, sino al Altísimo a quien deben dar las gracias”.

¿El motivo de tanto parabién? Muy sencillo. El buen corregidor recibió, vía inspiración divina, la conveniencia de repartir entre sus conciudadanos de la tercera edad unas pastillas azules llamadas Erosfil –una variante de la Viagra – y Bentley, un lubricante íntimo femenino. La inspiración divina le llegó cuando se acercaba el aniversario de sus padres que pasaban un momento, llamémoslo ‘crítico’.

Fue entonces cuando como regalo de aniversario nupcial, dejo en la mesilla de noche una cajita de píldoras azules para él y un gel para ella. En principio el obsequio fue recibido entre la sorpresa y el rubor. Hasta que ya que el regalo se encontraba tan a mano decidieron hacer uso de ello. Al cabo de un tiempo desaparecieron las peleas por tonterías domésticas y las disputas matrimoniales.

Ante tan benéfico resultado el alcalde que ‘alaba diariamente al señor, bebe poco, es madrugador y se refiere a sus vecinos como a hermanos en el Señor” decidió aplicar tan beneficioso remedio al resto de sus conciudadanos de la tercera edad de su municipio. Cierto es que la municipal iniciativa fue recibida con eclesiástico rechazo acusándole de “hacer del vicio una virtud y querer ganar votos en las elecciones municipales”, pero los feligreses, que son humanos, parecen hacer oídos sordos a las reconvenciones eclesiásticas y que les quiten lo bailado.

CODA: Si un día de estos, ven que el Náufrago no aparece por la isla, no se preocupen. Búsquenle en Hualpén

Comentarios

Sylvia Otero ha dicho que…
Hola Náufrago!!

Ya veo cuanto tendré para leer a mi regreso al Sur.

Te dejo mi saludo desde Vilagarcia de Arousa.
Campurriana ha dicho que…
¡Qué cosas nos cuentas, Náufrago!

Yo opino que todo aquéllo que haga feliz a nuestro cuerpo, bienvenido sea...

:)

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