Yo no soy ésa

UNA ESTRELLA EN MI JARDÍN

Se nos ha ido Mari Trini y con ella se ha ido “esa que no se acobardaba frente a las borrascas, y luchando entre las olas encontraba la playa”. Para el Náufrago joven no se ha ido, porque siempre guardará las emociones que sintió oyendo varias de sus canciones.

“Iba para ola y se movía. Iba para aire y se estaba muriendo. Iba para Mari Trini y estuvo a punto de morirse…” así iniciaba Adolfo Marsillach una entrevista que hizo a la cantante. Tenía entonces tan sólo once años y ya había recibido del cura la extremaunción: “Cuando me tocaron los pies, me aferré a la vida con tanta fuerza, que aquí estoy”, contestaba al entrevistador.

Su vida ha sido siempre eso, asirse con fuerza a la libertad, a la independencia, a la rebeldía, a la vida. Ni las difíciles circunstancias de sus padres separados, ni otros factores se lo pusieron fácil. Sólo su decisión y su coraje la llevaron de Murcia a Madrid, de Madrid a Londres, de Londres a París, para regresar cinco años después a España. Allí aprendió junto a maestros como Brel o Bécaud a quienes admiraba.

El retorno a la España de los 70, tampoco le resultó fácil. Sólo su tesón, su fe y su voluntad lograron que surgiera eso que algunos llaman ‘oportunidad’, otros ‘azar’. Esas cosas no existen, se hacen. Durante años, Mari Trini, su voz, sus canciones y sus letras marcaron la vida de muchos jóvenes, sobre todo mujeres. Ella abrió las puertas y ventiló un poco aquel país que olía a sacristía y a cerrado. En aquella España monjil, sumisa y resignada en gran parte, su voz sonaba a grito de liberación para muchas mujeres. No era feminista al uso, simplemente una mujer conocedora perfecta de sus derechos en un país dominado por el ‘macho’. Fue una feminista sin alardes, exigiendo de verdad, sin aspavientos, la auténtica libertad de la mujer.
‘Ella no era la señorita tranquila y sencilla, que todo perdona. No era la paloma blanca que baila el agua, que ríe por nada, diciendo sí a todo. Nadie podía presumir jamás de haber jugado con su verdad y su amor. Todo aquel que buscara aventuras, podía poner en guardia toda su casa porque ella no es de las que perdía esperanzas…’ (Yo no soy ésa)
Cuando Adolfo Marsillach terminaba su entrevista, sólo podía decir, sinceramente: “Mira de una forma, abraza de una manera… Pocas veces he conocido a alguien con tanta necesidad de recibir y de dar –sobre todo dar- amor. Es como un náufrago que no se atreviera a creer en los naufragios.” Y ella replicaba:

- “No hay naufragios. Solamente hay estrellas. Y a mi se me ha caído una estrella en mi jardín.

Feliz descanso, Mari Trini. Voy a escucharte de nuevo.


Comentarios

fermin ha dicho que…
Siempre nos quedará su poesía musical. Creo.
Saludos Julio.
Julio ha dicho que…
Hola, Fermín

Sí, siempre habrá un trocito de nosotros donde siempre resonará su voz y la letra de sus canciones.

Te deseo que disfrutes de tus vacaciones
M. Luz ha dicho que…
Lo oí esta mañana y fue tema de conversación durante mi paseo matutino.
Canciones como "un hombre marchó", "yo no soy esa","una estrella en mi jardín" o "amores" (sobre todo, Amores), quedarán en el recuerdo de los que éramos adolescentes cuando ella acariciaba a la música en los 70.
Campurriana ha dicho que…
Yo también tengo recuerdos de ella...cuando empezaba a escuchar mis cintas de música con su estrella en el jardín allá por el año 86 en un super-éxitos que me regalaron los Reyes...

Fue a partir de ahí cuando entendí que ella no era igual que las demás. Tenía algo que la hacía diferente.

Me ha gustado mucho tu entrada, Náufrago. Seguro que ella sonreiría si la leyese...
Julio ha dicho que…
Campu,

Sí es verdad que tenía algo 'especial'.Especialidad,marcada por su personalidad, su sensibilidad, su voz y el contenido de sus canciones.

Su obra no es fruto de la facilidad y del marketing. Tras de ella había,trabajo, formación,años de silencio, antes de su personalidad marcara una etapa entre los 70 y los 80 principalmente.

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