Cuando los perritos iban a la escuela

L’ÉCOLE D’AUTREFOIS
By DOUCE

Nuestra amiga Campurriana decía ayer que echaba de menos mis ‘posts’ (¡toma modernidad!) Si no escribo más, es porque mi papá acapara todo el protagonismo y hay que ver los rollos que suelta el tío, que no hay quien los digiera. Y es que no sabe escribir llanamente, como decía el riojano no sabe “fer una prosa en roman paladino con la cual suele el pueblo fablar con su vecino”. Pues esta es la lengua que yo ‘fablo’ y escribo.

Hoy mi papá, por esas cosas de Internet ha recibido un mensaje en que le dicen que han escogido una de sus presentaciones y al visitar la dirección del remitente encontró unas imágenes que tocaron sus fibras sensibles Se trataba de una serie de fotos y grabados, casi tan antiguas como él, en que aparecían las aulas de “L’école d’autrefois”, es decir, de los años de Maricastaña. Yo le miraba y observé que se le caía la baba viendo aquellos encerados con la esmerada letra inglesa de los maestros de antaño con sentencias tan modernas como “ Plus fait douceur que violence”, o sea que nada de ‘La letra con sangre entra’. Se ponía nostálgico viendo aquella variedad de plumillas y palilleros, aquellos tinteros de porcelana, cristal o bakelita, aquellas pizarras con sus tizas, las paredes llenas de mapas, láminas, murales o artilugios de dibujo…

Yo le miraba entre sorprendida y comprensiva, y al llegar una foto de una clase con sus niñas y niños, el corazón se me encogió, cuando vi a la maestra con sus alumnos y alumnas, brazos cruzados como buenos niños, y un perrito, sentado, muy formal y espabilao, como el mejor de los alumnos. Después dicen que los tiempos avanzan que es una barbaridad. Ya me gustaría a mí que también los perritos tuviéramos acceso a las aulas. No habría tanta ‘física y química’ y un poco más de verdadera amistad, un poquito de respeto y una mejor convivencia. O tempora, o mores!

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