El regador, regado.

¡OLÉ, TORERA!

A veces los hombres también disfrutamos viendo en el espejo ajeno lo tonto que podemos llegar a ser cuando se nos cruza una mujer ‘con clase’. El macho engreído cree que hay mujeres ingenuas que a la primera sugerencia van a caer en el lazo que les tiende el ligón de turno, bobaliconamente sobreestimado. Ve la ‘presa’, le tiende el capote de su presunto atractivo y cree que va a lucirse en la faena. La historia del alguacil alguacilado, del regador regado y del estúpido retratado, se repite sin cesar, sin que los afectados acaben de aprender la lección.

Enhorabuena a la mujer que sabe dar lecciones con tanta elegancia. Eso sí que es una mujer ‘first class’. Una mujer de bandera.

Vean, opinen o piensen para sí lo que proceda.

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