De la mentira simple

HABLANDO CON EL FILÓSOFO

D. Leoncio es muy desordenado en eso de las lecturas, a pesar de su nombre. Últimamente, desertor de la radio también, como antes lo hizo de la televisión inaugura sus horas de sueño con la lectura de cualquiera de los libros que reposan en su mesita de noche o andan por ahí sobre cómodas o estanterías cercanas.

Anoche , no se sabe muy por qué capricho, porque si se supiera , dejaría de ser capricho, cayó en sus manos un libro: “El conocimiento inútil”, de Jean- François Revel (ex Ricard que era su verdadero apellido), filósofo, editor, profesor, periodista y Académico. Lo abrió al azar, en el tercer ‘capítulo’ de su ensayo: “De la mentira simple”. Leyó un rato, hasta que Morfeo le hizo así en el hombro, pero tuvo tiempo de subrayar algunos de los párrafos que le habían iluminado algo sobe lo que vemos cada día.
  • Tomó nota y aquí dejó constancia:

"La noción de mentira puede parecer demasiado grosera, demasiado rudimentaria para convenir al conjunto de comportamientos de resistencia a la información que trato de describir. No los cubre todos, me apresuro a admitirlo. Entre el error involuntario y el engaño deliberado se despliegan numerosas variedades de híbridos en que ambos se mezclan según todas las dosificaciones posibles.

Se sabe qué lugar ocupan en nuestra actividad psíquica las delicadas asociaciones de falsedad y sinceridad; la necesidad de creer, más fuerte que el deseo de saber; la mala fe, por la cual tomamos la precaución de disimularnos la verdad a nosotros mismos para estar más seguros de nuestra firmeza cuando la neguemos delante del prójimo; la repugnancia a reconocer un error, salvo si podemos imputarlo a nuestras cualidades; finalmente -y sobre todo- nuestra capacidad para implantar en nuestro espíritu esas explicaciones sistemáticas de lo real que se llaman ideologías, especie de máquinas para escoger los hechos favorables a nuestras convicciones y rechazar los otros.

La curiosidad que muestran, desde siempre, por estos aspectos de nuestra vida espiritual filósofos, historiadores, moralistas, sociólogos, les ha inspirado tantas reflexiones sardónicas o amargas, análisis perspicaces y fórmulas picantes, ha sugerido a los dramaturgos y a los novelistas tantas escenas cómicas o lúgubres, que hemos llegado a ser un poco ingratos con la mentira en estado bruto, servida al natural, la que se practica con toda la intención de engañar. Tendemos a infravalorar su lugar y a subestimar su rendimiento.

Una observación puede ayudarnos a reparar esa injusticia, recordemos que todas las maniobras y contorsiones mentales y morales que hemos evocado tienen una finalidad común: dispensarnos de utilizar la información y, sobre todo, impedir dejarla utilizar, es decir, dejarla circular. Es bien evidente que a tal efecto la mentira simple constituye el medio más económico. Por agradables que sean las ingeniosas figuras del ballet inmemorial y sin cesar renovado que danza el hombre para evitar la verdad, incluso cuando ésta se erige en medio de su camino, convengamos en que es aún más cómodo desembarazarse de ella antes de que se haga visible.

La ideología y la mala fe son soluciones complejas, costosas en energía, en tiempo y hasta en inteligencia. Su empleo no se justifica más que en caso de fracaso de la mentira pura. Por lo demás, ese fracaso es mucho menos frecuente de lo que insinúan los adeptos de las sutilezas superfluas."

Jean-François REVEL: "El conocimiento inútil"

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