Un paseo al atardecer

CORRERÍAS PERRUNAS

A menudo, más que un perro soy una ocasión, un pretexto una diversión, una aventura… Sin mí, el Náufrago habría perdido las ocasiones que yo le brindo. Fue ayer por la tarde. Una vez más fui la pata que le levantó del sillón y lo llevó a dar un paseo por la costa. Era el atardecer y a medida que íbamos circunvalando la bahía veíamos luces distintas, paisajes diferentes, sensaciones varias.  Mientras él no hacía más que buscar encuadres, seleccionar paisajes o dejar que su mirada escogiera reclamos y matices…, yo me dedicaba a olfatear el suelo. No había rincón que mi trufa no explorara.

Dejamos las avenidas y entramos en los parques. Él se detuvo en parterres y rosaledas, mientras yo saboreaba mil olores. Dejamos el parque y subimos hasta el faro. Un sol vespertino trataba de colarse entre las nubes, pero a mí me interesaban más algunos congéneres y observaba cómo pastaban dos caballos que no me hicieron ningún caso. El Náufrago seguía a lo suyo, mientra gentes varias descansaban mirando hacia el oeste. Felices y contentos, sobre todo yo, regresamos a casa y el sol que iba escondiéndose no dejaba de mirarnos…

Y es que no hay como un perro cuando se trata de dar un paseo

Comentarios

María ha dicho que…
Verás Douce,

cuando os imagino a ti y a Julio paseando tranquilamente por esa preciosa costa cántabra, me llenáis de envidia por dos cosas, lo que veis ¡¡jo, si es que es bonita hasta la silla esa oxidada!!:-) y la tranquilidad con la que seguro recorréis esos espacios...

¿Quieres que te describa cómo son mis paseos con Aloia? verás... como es enorme y además no hace muy buenas migas con extraños, las pocas veces que salimos del campito donde vive, la llevo con correa corta, no me gustan los bozales así que prefiero evitar sustos, motivo por el cual jajaja me lleva a rastras ¿tú ves esos perros que desesperados salen corriendo con el hierro clavado a donde tristemente los suelen atar?... bueno pues yo soy ese hierro al que lleva volando...me da pena llevarla forzada y como tira tanto, intento seguirle yo el paso, así que suponte como vamos... nuestro record... 1km en menos de 10 minutos ¿tú crees que así puedo enterarme mucho del paisaje?:-)


Gerardo Diego y Santander, casan tan bien, como vosotros dos paseando:-)


Graaaacias.


Un beso grande y feliz martes.
Iria Veterinaria ha dicho que…
Que chulada de entrada, me encanta, y me quedo con la última frase. Un saudiño!
Douce ha dicho que…
Pues verás, María

No me vanaglorio de nada. Soy como soy, y como tal me expreso. Soy muy manejable y no suelo hacer picias. Cuando salimos de paseo solemos ir por zonas donde no hay demasiado barullo. Eso me permite ir suelta y cada uno de los dos, el Náufrago y yo, podemos dedicarnos a lo nuestro: él se encarga de mirar, mientras yo huelo. Así que no hay grandes problemas… Yo tengo una ‘prima’ que se llama Dandy y es también muy grande, como Aloia y cuando viene a casa, su amo, que fue quien me trajo a esta casa, debe de tirar también fuerte porque ella tiene mucha fuerza…

Afortunadamente disponemos de muchos sitios por donde pasear. Yo no sé andar por la ciudad, no me gusta sentirme atada, por eso son pocos los paseos que hacemos por la ciudad, no soy nada urbanita. Es cierto que el paisaje que rodea esta ciudad es como dice el eslogan publicitario: “Cantabria infinita”. Lo es, como lo es Galicia. La pena es que algunos se la apropien como si fuera una cosa propia. Todo lo que hay en este país, como lo que hay en todo el mundo es de todos, por mucho que algunos lo consideren como suyo… Pero dejemos eso, de lo que hablábamos es de nuestros paseos.

Una carantoña a Aloia y los demás de parte nuestro.

Guauus cariñosos desde estas tierras
Douce ha dicho que…
Gracias, Iria, nombre muy galaico

Nos alegra que hayas disfrutado de nuestro paseo. Lo de la última frase creo comprenderlo y tu amor por los perros, también:-) Me gusta tu tierra, la conozco bastante y me encanta.

Un saludo de parte de Douce y del Náufrago
Anónimo ha dicho que…
Hola, soy Felix el Gato, espero que todo vaya bien y que te acuerdes de mi. Hoy he leído este artículo y me he acordado de ti y tus ganas de hacer cosas. Un beso.

Artículo de Rosa Regás: "Vocaciones ocultas"
Publicado en "El Diario Montañés", el 6-3-2011.

La vejez es un tiempo privilegiado, un regalo del azar para retomar lo abandonado en la juventud
Hace muchos años, a finales de 1994, me invitaron a dar una charla en un pueblecito de La Mancha a un grupo de personas que pertenecían a un club de lectura que había leído Azul, mi última novela en aquel momento. Llegué al lugar y me sorprendió el ambiente de alegría que había entre aquellas diez o doce mujeres y dos o tres hombres que llenaban la pequeña sala que les había prestado el ayuntamiento. Eran personas mayores, mayores que yo que acababa de cumplir 61 años, pero llenos de entusiasmo por la lectura y por la charla. Cuando acabé hablaron todos porque tenían muchas cosas por decir del libro, de las discusiones que la lectura había provocado entre ellos, sus distintas interpretaciones, lo que no entendían y lo que no admitían del comportamiento de ciertos personajes. Luego al acabar y como me había dicho la chica que organizaba el club les hablé de la vejez, en la que ya estábamos todos inmersos, y contagiada del ambiente optimista de la sala y del gozo bien aparente de su participación, les vine a decir que la vejez, era un tiempo privilegiado, un regalo de los dioses o del azar, para que pudiéramos retomar lo que habíamos abandonado en nuestra más tierna juventud o iniciar un largo proceso de realización de nuestra vocación más oculta y realizar tantas, tantísimas cosas que no habíamos podido hacer ni conocer cuando estábamos ocupados y preocupados por el trabajo y la familia, pero que había llegado el momento y que todo estaba en nuestras manos. Nunca es tarde para las vocaciones ocultas, les dije como había de repetir tantas veces en el futuro cargadas cada vez con mayor convencimiento. No tenemos más que conocerlas, descubrirlas y realizarlas. Tenemos tiempo y tenemos facultades, no es cierto que con los años s deteriore nuestra inteligencia. Dimos innumerables vueltas sobre el asunto y comprobé cómo un soplo de optimismo les llegaba, a ellas, unas mujeres que tímidamente ya habían comenzado a descubrir lo que son la autonomía y la lectura, por el simple hecho de asistir cada semana a esas reuniones desde sus lejanas casas de labor.
Pasaron diez años y de nuevo en una sala de conferencias en Murcia, se me acercaron una serie de personas pidiendo autógrafos y dedicatorias. Entre ellas había un hombre mayor, muy mayor, alto y bien vestido, con un chaleco a cuadros y una camisa muy blanca. Le pregunté si quería que le dedicara un libro y me dijo que no, que había venido sólo para hablarme un momento, si yo lo tenía. Por supuesto que lo tenía. Cuando la gente fue dispersándose le invité a sentarse a mi lado y entonces, al principio titubeando un poco pero enseguida con gran seguridad, comenzó a hablar: «Yo estuve en una charla que dio usted en aquel pueblo de la provincia de Albacete. Había ido sin ganas y un poco forzado por mi mujer, pero al salir me quedé pensando en lo que usted había dicho y en el debate que lo siguió. Sí, me decía, yo siempre quise estudiar matemáticas, pero de esto hacía muchos años y casi nunca había vuelto a pensar en ello.(el resto en internet ;)
Anónimo ha dicho que…
Búsca el artículo que merece la pena... mil besos!!! Y otro gordo para la becaria!!!
El Náufrago ha dicho que…
¡Hola, 'gatita'! ¿Cómo no iba a acordarme de ti? He pensado bastantes veces qué sería de tu vida. Me preguntaba si seguirías detrás de los micrófonos o habías aterrizados en otros 'medios'...

No conocía este artículo de la Regàs aunque sabía de su estancia por estas tierras. Lo buscaré en "El Diario" y lo leeré despacio porque, aunque no sea un devoto de la Rosa R., me parece interesante lo que dice.

Por mi parte, aunque tú estás ahora subiendo esta trayectoria que llamamos 'vida', te correspondo con este texto de otro 'joven' ya desaparecido:


"Frecuentemente me preguntan que cuántos años tengo...
¡Qué importa eso!

Tengo la edad que quiero y siento. La edad en que
puedo gritar sin miedo lo que pienso. Hacer lo que deseo, sin miedo al
fracaso, o lo desconocido. Tengo la experiencia de los años vividos y
la fuerza de la convicción de mis deseos.

¡Qué importa cuántos años tengo!

No quiero pensar en ello.

Unos dicen que ya soy viejo y otros que estoy en el apogeo.

Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice,
sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte.

Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso,
para hacer lo que quiero, para reconocer yerros viejos, rectificar
caminos y atesorar éxitos. Ahora no tienen por qué decir: Eres muy
joven... no lo lograrás.

Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma,
pero con el interés de seguir creciendo. Tengo los años en que los
sueños se empiezan a acariciar con los dedos, y las ilusiones se
convierten en esperanza.

Tengo los años en que el amor, a veces es una loca
llamarada, ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada. Y
otras un remanso de paz, como el atardecer en la playa.

¿Qué cuántos años tengo? No necesito con un número
marcar, pues mis anhelos alcanzados, mis triunfos obtenidos, las
lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones rotas... Valen
mucho más que eso.

¡Qué importa si cumplo veinte, cuarenta, o sesenta! Lo
que importa es la edad que siento.

Tengo los años que necesito para vivir libre y sin
miedos. Para seguir sin temor por el sendero, pues llevo conmigo la
experiencia adquirida y la fuerza de mis anhelos.

¿Qué cuántos años tengo? ¡Eso a quién le importa!

Tengo los años necesarios para perder el miedo y hacer
lo que quiero y siento.


José Saramago
Premio Nobel Literatura 1998
---------------
Un montón de besos acompañados de los mejores deseos de que sigas tan viva. La becaria también se suma a estos deseos
Douce ha dicho que…
"Gata", acabo de leer el artículo que mencionabas. He leído con atención la historia del 'Matemático. Estimulante. Siempre he pensado, mejor, 'sentido', la necesidad de 'hacer' cosas.Y ahora, después de cuarenta y muchos años dedicados a enseñar, mejor dicho a 'aprender', sé que me faltan cosas muy importantes por aprender...

En ello estamos:sigo 'aprendiendo' enseñando. Recibo muchísimo más que lo que pueda dar.

Esto es lo que vamos aprender hoy

Gracias, "Gata"
Anónimo ha dicho que…
Todo bien, sigo por los micrófonos en el mismo sitio, pero sin grandes alardes. Todo bien para como estan las cosas. Ya le he mandado el texto de Saramago a mi padre, su novia y mi tia ;)

Un besazo!!!

Entradas populares