Lo que el tiempo se lleva

OBSOLESCENCIA 
Se preguntaba el Náufrago si la noción de tiempo es lo que imaginamos o que esa noción, 'tiempo', sea una ficción de la mente que a veces se acelera que es una barbaridad. Tenía la impresión de que en su pleistoceno personal, los acontecimientos iban más despacio y a medida que avanza, unos a otros se van borrando a una velocidad vertiginosa. Lo que ayer era noticia, dos días después ya es historia. Se sosegó un poco cuando leyó estas dos reflexiones.

La primera la encontró en un artículo de Pedro G. Cuartango, titulado “Políticos de usar y tirar”, por obsolescentes, como lo son los coches, los televisores, los ordenadores, hasta los/las amantes… El autor lo expresaba mejor: 

“TODO tiene fecha de caducidad en la sociedad en la que vivimos. Desde el arte a la producción industrial, pasando por la información, la duración temporal de las cosas se acorta. 

…Pero lo que está sucediendo ahora es la aceleración de ese proceso de obsolescencia, lo que conduce a acentuar de forma vertiginosa la caducidad de las cosas. Esto es especialmente perceptible en el mundo de la información en el que internet hace envejecer las noticias a una velocidad asombrosa.

…Ahora las noticias y los políticos se mueven formando constelaciones cambiantes y momentáneas, produciendo el mismo efecto óptico que un caleidoscopio. Es difícil saber dónde estamos porque cuando tratamos de analizar la situación ésta ya ha cambiado, como sucede en la física cuántica..."

Apenas había terminado de leer este texto referido a ‘políticos de usar y tirar’ cuando abrió una columna de Raúl del Pozo, titulado “ El chiringuito”. Esos artefactos – ver etimología – que se montan y desmontan en las playas al gusto o capricho de la autoridad incompetente. Lo que más le llamó la atención fue el párrafo con que terminaba su artículo que no era suyo sino un texto donde a la vez hacía publicidad de un ‘magnífico libro’ de Raúl Eguizábal, ‘El estado del malestar’ donde escribe,

“Los procesos políticos en la sociedad de la información se convierten en un plebiscito diario; puede cambiar todo en una semana; los escándalos surgen cada día, en cada comunidad. Todo está conectado, la política y el marketing, el arte y el consumo. Hoy para triunfar, no hay nada como la vulgaridad y la falta de complejos».

Dicen que Isabel la Católica tardó un año en conocer el descubrimiento de América. En esa época un mensaje entre Madrid y París necesitaba una semana para llegar destino. Hoy el tsunami de Japón nos parece ya del año pasado y la ‘revelación ' de Zapatero nos ha hecho olvidar sus siete años de 'gobierno'. Sus vaivenes son como si ya no le pertenecieran y ya nos entretienen si serán Rubalcabas o Chacones.

No les digo nada de lo que volarán estas líneas…Antes de aparecer ya no existen. ¡Jodío tiempo!

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