¿Es grave, Doctor?

EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE PRIMAVERA

Chez le docteur
El Náufrago es bastante soñador. Aclaremos. Se refiere a esas cosas raras que genera nuestro subconsciente mientras el consciente descansa. Herr Sigmund enseguida vería aparecer emociones enterradas en el fondo del subconsciente que suben a la superficie durante los sueños. Lo que aparece es el incumplimiento de un deseo y como te descuides ‘saca sus orejas’ la satisfacción de una tendencia masoquista…El Náufrago se detiene aquí, no sea que se desnude entero en esta isla.

Así que vayamos al grano, el sueño de esta noche. En él ¡oh,cielos! se encontraban en una especie de estancia oscura, nada menos que el señor Zapatero y el Náufrago. En aquella misteriosa habitación - tomen nota de la ‘oscuridad’ que tiene su aquél - , una especie de jurado, el sueño no indica cuántos ni describe sus caras, que invitaba a ambos a escribir. En un tiempo de cinco a diez minutos, debían escribir una historia o unas reflexiones, porque tampoco el subconsciente lo aclaraba… Ambos contendientes se pusieron a la tarea y en el tiempo indicado ambos entregaron sus escritos.

Mientras el jurado leía los dos trabajos, el Náufrago pensaba que había escrito algo bastante denso pero muy deshilvanado que no favorecía su comprensión. El relato de Zapatero, sin embargo, aunque más frívolo, sin contenido consistente, resultaba más brillante. El jurado no dudó y declaró ganador al leonés. Con la victoria hinchiendo su pecho, satisfecho, con un sutil recochineo invitó al Náufrago a subir al coche que le estaba esperando para llevarle hasta León y no a la Moncloa- tómese nota del detalle-. El coche, sin poder describirlo con precisión, parecía ser un viejo Cadillac, amplio y lujoso. En el sillón de atrás le esperaba Sonsoles y el chófer cuya cara no aparecía tan claro en el sueño. La entrada del Náufrago en aquel coche en el que esperaba a su esposo no causó especial alegría a la abulense. Apenas intercambiaron palabras ella y el invitado, mientras José Luis se arrellanaba en su asiento, contento y ufano por su triunfo. Era ya de noche y llegados a la salida de la ciudad cuyo nombre el sueño no precisa, Zapatero indicó al conductor que se detuviera. Al parecer, ellos cogerían la carretera hacia León y el Náufrago debería buscar su ‘medius movendi’ para regresar a su casa.

Allí quedó, en una especie de estación de servicio con un bar o cafetería, donde un grupo de personas, seis o siete, charlaban en torno a unas cañas. Lo curioso es que al entrar, el grupo de ‘tertulianos’, reconocieron al Náufrago conocedores ya de su ‘fracaso’. Todos los sedentes defendían el escrito del leonés y menospreciaban el del Náufrago. Inútilmente éste trataba de defender su relato, explicando su consistencia y la vanidad frívola del ‘premiado’…

El sueño debió seguir pero en aquel momento se esfumó de su memoria la tarea del subconsciente. Sólo le quedaba una conclusión: su ‘tesis’ era más creíble pero expresada de una manera confusa, sin embargo la ‘tesis zapatera’, mucho más floja pero más ‘brillante’, satisfacía el gusto todo terreno de  la comparsa.

- Doctor, dijo el Náufrago al psiquiatra: ¿Es grave?
- No te preocupes, a mi me dejó tirao en un descampao y tuve que volver a casa a pie
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NOTA: POST DATA.
El Náufrago quiere dejar claro que este 'sueño'  tuvo lugar antes de la declaración de su contrincante a sus correligionarios. Está seguro que su sueño no ha tenido ninguna influencia en la decisión anunciada por el presidente. A lo mejor Herr Freud se lo pudiera explicar mejor.

Que los hados le sean propicios... y que el sosiego le  acoja en su seno.

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