¿A qué llamamos Democracia?

‘SURFEANDO' LA TORMENTA

¿Iluso o ignorante? : VER VÍDEO

¿La democracia es una realidad cotidiana o una simple ‘etiqueta’? A veces se nos llena la boca con el vocablo como si tuviera la virtud taumatúrgica de lo que etimológicamente significara: ‘la voluntad, el poder del pueblo’. ¿Cuál es el poder de decisión real del pueblo una vez que ha entregado su voto en una urna? Los ‘albaceas’ de esos deseos aprovechan esas delegaciones y hacen de ello los que les place de acuerdo con sus intereses, los utilizan para sus propios caprichos, los embaucan, los maniatan.

La democracia no está en las leyes, más no menos caprichosas, más o menos improvisadas. La democracia es una ‘acción’, un mayor respeto de unos con las ideas de los que no piensan lo mismo. La democracia no es que unos pocos controlen económicamente las aportaciones de todos, traten de imponer sus ideologías y aplasten a los que no piensan lo mismo.

La democracia no es fomentar el enfrentamiento, la crispación, las descalificaciones cotidianas, crear una sociedad de buenos y malos, de poderosos y súbditos, de instalados  y sin techo. La Democracia no es un nombre, es una actitud en la vida diaria, una meta, una aspiración a la que nunca se llega, una tarea delicada que se construye cada día. Hay democracias que son auténticas dictaduras disfrazadas.

Nuestro ínclito presidente, eterno soñador, perfecto ignorante ya ha anunciado el ‘nuevo mundo Alicia’ que habita sus sueños. Ya ha dibujado con la varita mágica de la ilusión la nueva sentencia: “Una nueva ola de democracias ha llegado a las playas del mundo”. Levantarse, protestar, contra la injusticia ya es una ‘democracia’. Conocemos una rebelión, una protesta pero no estamos seguros de que inmediatamente surge la palabra mágica , DEMOCRACIA. Hará falta que el ‘demos’ se ponga de acuerdo, que se acepten, que no traten de imponerse los unos a los otros, que se respeten, que traten de ir hacia la misma meta…

¿Nuestra democracia está ya establecida o seguimos ‘transicionando’…? ¿Hacia dónde ‘improvisamos’? ¿Tenemos una meta, hacemos lo posible para aceptarnos los unos a los otros, o estamos en continua greña? ¿Trabajamos por la reconciliación o cada día caminamos a la separación que nos configura? No hablemos de oleadas de nacimientos democráticos cuando ‘surfeamos’ sobre tormentas.