¿ Y ahora, qué ?
LA VIDA COTIDIANA
Ha terminado el ‘pasatiempo’ de las elecciones europeas. Ya podemos quitarnos los tapones del oído como dice Ricardo en su viñeta. ¿Y ahora qué? ¿Cómo seguimos manteniendo ‘entretenido’ al personal? Durante dos largas semanas, hemos hecho lo único que sabemos hacer bien: sacar los trapos sucios de los otros, tirarnos los insultos a la cabeza, soltar paridas, engrosar la antología de los tópicos y disparates, coger el Falcon, el coche o el autobús para lidiar de plaza en plaza de pueblos y ciudades, despilfarrar el dinero en vídeos, propagandas y festejos.
¿Y todo eso ha servido para algo más que hastiar a la plebe? ¿Ha logrado que además de los previamente convencidos y algún que otro resignado, haya acudido a depositar su voto tapándose la nariz? ¿Qué van a HACER ahora que se acabó el alboroto, para que cambie la realidad cotidiana? Sigue siendo larga la travesura de este desierto y no tiene pinta de que aparte de parlotear y gesticular se hagan cosas de provecho.
Toca de nuevo seguir teniendo entretenido al personal. Lo necesitan los políticos para distraer, lo necesitan los medios de comunicación para llenar los periódicos y los telediarios, lo necesita el pueblo llano para olvidar su, a veces, dura realidad cotidiana. Nunca en la historia ha necesitado más esta sociedad de pan y circo. Queda aún un mes hasta que la gente pueda empezar a hacer las maletas para olvidarse de la monotonía de los días y el trabajo y huir por tierra, playa y aire. Mientras tanto, esperaremos a que corra el balón por Sudáfrica, que salten por ahí otros trajes ‘regalados’, ayudas económicas a empresas donde trabajan hijas o cuñados, que aparezca algún harén presidencial o más chanchullos de alcaldes, concejales de deporte o cualquier otro ladrillazo.
Pero por favor, pronto. El personal no puede soportar mucho tiempo sin el ‘panem et circenses’ cotidiano. Vivir la vida propia a palo seco, deber resultar muy agobiante.
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Viñeta: Ricardo
"Hegel tenía razón cuando afirmó que aprendemos de la historia
que el hombre nunca aprende nada de la historia".
BERNARD SHAW
que el hombre nunca aprende nada de la historia".
BERNARD SHAW
Ha terminado el ‘pasatiempo’ de las elecciones europeas. Ya podemos quitarnos los tapones del oído como dice Ricardo en su viñeta. ¿Y ahora qué? ¿Cómo seguimos manteniendo ‘entretenido’ al personal? Durante dos largas semanas, hemos hecho lo único que sabemos hacer bien: sacar los trapos sucios de los otros, tirarnos los insultos a la cabeza, soltar paridas, engrosar la antología de los tópicos y disparates, coger el Falcon, el coche o el autobús para lidiar de plaza en plaza de pueblos y ciudades, despilfarrar el dinero en vídeos, propagandas y festejos.¿Y todo eso ha servido para algo más que hastiar a la plebe? ¿Ha logrado que además de los previamente convencidos y algún que otro resignado, haya acudido a depositar su voto tapándose la nariz? ¿Qué van a HACER ahora que se acabó el alboroto, para que cambie la realidad cotidiana? Sigue siendo larga la travesura de este desierto y no tiene pinta de que aparte de parlotear y gesticular se hagan cosas de provecho.
Toca de nuevo seguir teniendo entretenido al personal. Lo necesitan los políticos para distraer, lo necesitan los medios de comunicación para llenar los periódicos y los telediarios, lo necesita el pueblo llano para olvidar su, a veces, dura realidad cotidiana. Nunca en la historia ha necesitado más esta sociedad de pan y circo. Queda aún un mes hasta que la gente pueda empezar a hacer las maletas para olvidarse de la monotonía de los días y el trabajo y huir por tierra, playa y aire. Mientras tanto, esperaremos a que corra el balón por Sudáfrica, que salten por ahí otros trajes ‘regalados’, ayudas económicas a empresas donde trabajan hijas o cuñados, que aparezca algún harén presidencial o más chanchullos de alcaldes, concejales de deporte o cualquier otro ladrillazo.
Pero por favor, pronto. El personal no puede soportar mucho tiempo sin el ‘panem et circenses’ cotidiano. Vivir la vida propia a palo seco, deber resultar muy agobiante.
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Viñeta: Ricardo
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