Los ‘sueños’ de Douce

DE CÓMO DOUCE PASÓ UNAS HORAS EN EL LIMBO

- ¿Qué me pasa? ¿Dónde estoy?

- Tranquila, Douce, estás en casa, en el salón. Ya ha pasado todo

- ¿Y qué es ‘todo’? Sólo recuerdo que me encontraba en la consulta del ‘vete’, subida en aquella mesa metálica. No me gusta ir donde el ‘vete’.

- Lo sé, Douce. Pero es necesario ir de vez en cuando. Además él te quiere, aunque de vez en cuando te haga alguna ‘perrería’.

-Ya estamos con vuestro vocabulario de ‘género’. ¿Por qué a las cosas que hacen daño las llamáis ‘perrerías? Sería más justo que las llamarais ‘humanerías’. Pero cuéntame. Yo sólo me acuerdo de cuando me pinchó en el culete y cómo poco a poco me pesaban los párpados y me fui quedando dormida. Luego ya no veía tu cara, ni la del ‘vete’.

- Te durmió para que no sintieras daño mientras te limpiaba la boca porque tus muelas se habían ido llenando de porquerías.

- ¿Y luego, qué pasó? Porque no me he enterado de nada ni del tiempo que he estado dormida.

- Después de dejarte con el ‘vete’ para que te limpiara bien tus dientes y tus muelas, volvimos a recogerte. Seguías bastante dormida, pero al oír nuestras voces moviste el rabo que era lo único que hacías reaccionar, en forma de saludo. Tuvimos que cogerte en brazos y llevarte hasta el coche porque tus patas no te sostenían. Hacías esfuerzos para mantenerte de pie, pero no eras dueña de ti. Producías pena y ternura al ver tus esfuerzos y tu impotencia para poder caminar.

- ¿Pasó mucho tiempo?

- Cuando llegamos a casa había transcurrido más de hora y media. Al llegar sólo querías encontrar un rincón en el salón donde dejarte caer. Te mirábamos, te acariciábamos. No estábamos acostumbrados a verte así. Abrías los ojos y volvías a cerrarlos.

- ¡Y todo eso, sin enterarme! ¿Sabes una cosa? No me gusta nada haber ‘perdido’ esta parte de mi vida sin tener idea de lo que me hacían.

- Puedo entenderlo. A todos nos gusta ser conscientes de lo que hacemos, aunque soñemos. Ahora ya ha pasado todo. Poco a poco te fuiste levantando y tratabas de andar. Te temblaban las piernas en la primera salida al jardín, hiciste pis y volviste a tumbarte en la hierba. Subimos de nuevo, dormiste otro poco y de pronto ¡zas!, diste un brinco y empezaste a corretear. Y aquí estás de nuevo, preguntándome: “¿Qué ha pasado? ¿Dónde estoy?” Lo que ha pasado es que has estado un poco zombi durante más de tres largas horas de tu vida en un mundo del que no recuerdas nada. Ahora tú y yo, aprovecharemos para disfrutar cada minuto todos los días.

- ¡ Ozú, qué cosas más raras hacéis los hombres!

Comentarios

ivan ha dicho que…
Ay, Douce, preciosa;

Te han quitado la consciencia de tres horas, no has sido dueña de ti durante ese tiempo, a diferencia de cuando duermes, siempre atenta a una voz, a una señal. Pero al igual que los humanos, a veces hay que someterse a la anestesia o a la sedación porque un tratamiento necesario puede resultar doloroso e imposible de realizar. Dale gracias a Julio, porque te quita tres horas, pero una dentadura perfecta te añade muchísimos días.
Caricias mil
Douce ha dicho que…
Gracias, Iván

Me han gustado mucho tus reflexiones sobre lo que me ha pasado hoy. Por dos razones: primero porque sé que me quieres y en segundo lugar, porque sabes muy bien de qué hablas, porque lo ves a diario en todo ese mundo que te rodea y que amas.

Sé que me sentará muy bien lo que me han hecho, pero como bien sabes, me gusta 'explotar' un poco las peripecias por las que paso y me hago la interesante para que mi papá se fije aún más en mi. Es una 'astucia' femenina.

Muchas gracias y mil guauus para tí y para todos los tuyos. Ahora estoy como nueva

Entradas populares