… Que siga la partida

UN SILENCIO MÁS

El Náufrago no quiere ser juez, nunca sirvió para el oficio. Ni siquiera es buen juez de sí mismo. Quiere ser tan sólo un cronista de cuánto, hasta qué extremos, puede paralizar el miedo, cuánto puede aconsejar callar la ‘prudencia’, la indiferencia, mirar con la sospecha en los ojos y la sensación de culpa en la mirada.

Ayer, quizá fueran las dos de la tarde, un hombre campechano, 71 años, sencillo de costumbres, ‘sano, sin maldad’, según los conocidos, de “aquí, de toda la vida”, se bajó de su coche que como siempre dejó mal aparcado, expuesto a que se lo llevara alguna ‘grúa’. Iba a la cafetería de siempre, a jugar la partida. La última y definitiva ‘partida’ de su vida. Dos hombres, perdón, dos bestias, se acercaron para darle su ADIÓS con dos balas con sabor a muerte. Dos balas por hacer una Y.

… La mesa estaba preparada, aguardando a que llegaran los contertulios. El tapete verde, los naipes, esperaban a los de la ‘partida’. Faltaba el más fiel, el más asiduo, pero nunca llegaría a la cita. Siempre habrá un sustituto que ocupe su silla, la que está frente a la ventana. Pero no llegaría, no volvería a ver los valles, las montañas, las paredes de su casa y de su empresa.

La vida, en algunos sitios verdes, es así de tozuda, de absurda, de cruel, de sinrazón, de incomprensible. Tan heladora.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Se me ponen los pelos de punta, Náufrago. Noticias como ésta parecen de hace siglos y, sin embargo, aun se huele la sangre derramada...

Creo que esa partida finalmente se jugó. Una buena moraleja.
Campurriana ha dicho que…
Náufrago, quiero aclarar que no he leído nada acerca de esta fotografía. El otro día se comentó en una comida a la que fui que representaba el miedo del pueblo. He vuelto a leer tu entrada y nada más sobre este tema. Yo pensé al verla que lo que significaba era que los terroristas no iban a cambiar nada y por eso la partida se jugaba, con ese significado casi de cuento.

Ahora hablan de miedo, de fotografía trucada...

Pues no lo sé. No tengo ni idea. Me quedo con lo que me gustaría que significase y ya está. Me quedo con eso.

Creo que ya he dedicado demasiadas líneas a un hecho que no lo merece por quién está provocado.

Felices tardes-noches.

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