Combate perdido

EL GORRIÓN QUE CAYÓ DEL NIDO

Hace unos días un amigo y compañero en esto de los blogs, tituló así su entrada: “Ha muerto Arturo Pérez Reverte”. A pesar de que su blog lleva el nombre de “Humoradas”, mi primera impresión fue de estupor, sorpresa y sentimiento de pérdida y tristeza. Ni siquiera el último párrafo del ‘post’ acabó del todo con mi perplejidad: “(Me dicen que en el momento de escribir esto Pérez Reverte no ha muerto en absoluto, así es que me parece que la publicación de este artículo ha sido un poco precipitada.)” Lo consideré una mala pasada.

No voy a juzgar aquí los valores literarios de Pérez Reverte, Arturo, porque en realidad no he leído sus libros y simplemente he visto alguna de las películas basadas en alguna de sus novelas. Sí le sigo fielmente, sin embargo, en los artículos que publica en el magacín “XLSemanal”. Confieso que disfruto con su lenguaje desgarrado, el manejo hábil y acertado de su prosa y la variedad de ‘tonos’ que utiliza más para expresar sus fobias que sus filias. Conozco a bastante gente que no coincide en estos gustos y no comulgan con la forma, ni con el contenido de sus artículos. Afortunadamente para los gustos surgieron los colores.

Esta mañana perezosa y dominguera, leí su artículo en la cama. El título no auguraba alegrías y parabienes: “Un combate perdido”. Desde el principió observé que no era el Pérez Reverte enfurruñado, descontento, retador, sino el Arturo sensible, cercano, hasta tierno, desde su aparente lejanía, el que contaba minuciosamente la historia de un pollo de gorrión caído de algún nido y se esforzaba por volar con sus alas implumes por el césped de un jardín. Así lo vio un chaval al que “llamaremos Jesús, por llamarlo de alguna forma”.

Leí la historia con atención, siguiéndola en todas sus vicisitudes y emociones. Como es de rigor, el Náufrago sintió aquella emoción del chico que no sabía qué hacer con aquel inesperado y desvalido vecino. Allí mismo, desde la cama, el Náufrago sintió la necesidad de presentar este relato de otra forma. Un capricho.

Después de un cursillo en el que por fin había aprendido a insertar música en una Presentación, quiso plasmar el texto con imágenes y sonido. Y así lo hizo. Aprovechó algunas fotos y pensó en Pau Casals para que acompañara la historia del gorrión con su “Cants dels ocells” y decidió ponerla en el blog.

Sé que quizá sea más cómoda la lectura directamenta del artículo, el 'adorno' no es más que un capricho mañanero. Además hecho desde el mismo lecho, que manda leches.

Si alguien prefiere la lectura en directo no tiene más que pinchar en esta dirección:




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