Dos Guernicas y un perro.

ESCENAS CALLEJERAS

Bajaban hoy Douce y el Náufrago, ilusionados, a llevar unos “Friskies picnic’ al perrito de Lyn, una mendiga que soporta los fríos y las lluvias de este otoño inclemente sentada siempre en el mismo sitio, unas escaleras desde las que se ve la fachada iluminada del Ayuntamiento. Se lo habían prometido el otro día cuando supieron su historia.

Llegó a España en 1966 en compañía de su pareja. Llegaron hasta la Línea de la Concepción, pensando quizá que su proximidad con Gibraltar la permitiría quizá trabajar como camarera. Un día atravesó España entera hasta llegar Santander en una vieja furgoneta. Allí se despidió de su novio que jamás volvería a buscarla: “Nunca más regresó”, dice, “y yo me quedé en la calle”. Era el año 2000. Desde entonces mendiga en la calle para lograr pagar los 350 euros que le cuesta su habitación y la comida de sus perros. Le gustaría trabajar en alguna casa en que pudiera ocuparse de animales que son su pasión: “Me crié en una casa de campo y con siete años ya me gustaba cuidar los caballos. También daba clases de equitación. Adoro los animales”. Pero no encuentra trabajo, la gente desconfía de una ‘callejera’.

Cuando Douce y el Náufrago llegaron, hoy en la escalera no estaba ni Lyn, ni sus perros. Douce se llevó una desilusión, estaba contenta de llevarle el “Picnic variety”. Pero no quería volverse a casa sin poder dar a alguien su ‘regalo navideño’. Conocía también a otro perrito que siempre acompaña a su dueño, unos metros más arriba. Así que decidió que una de las bolsitas se la regalaría a Lardy. Y así lo hizo, le entregó al señor el paquetito y al olerlo el perro despertó de su letargo y salió de la manta que le cubría. ‘Otro día buscaremos a los perros de Lyn, dijo, aunque tendremos que comprar más Friskies, para que celebren su Navidad.’

Siguieron la calle peatonal que estaba llena de otros ‘sin techo’ que aprovechaban el ir y venir de la gente en busca de sus ‘compras navideñas’, para exhibir sus artes: La mimo, del vestido blanco y el cesto de flores, el que hacía el Oso bailando en la calle, el que manejaba una marioneta que tocaba el violín, el joven saharaui que dibujaba en el suelo su Guernica con este rótulo “Soy del Sahara, pinto para ganar la vida…”
Entonces el Náufrago se acordó de que acababa de recibir de un amigo el impresionante trabajo de la artista estadounidense de origen alemán Lena Gieseke que ha creado un montaje tridimensional a partir del cuadro Guernica de Pablo Picasso. Así explica la propia artista el sentido y la intención de su obra:


“Proporciona una oportunidad inusual para apreciar la pintura desde una perspectiva única, mostrando aspectos que normalmente quedarían ocultos ante el observador ocasional. Cuando se ve la reproducción en tres dimensiones, reconocemos qué características son más significativas en la obra. Por consiguiente, esta exploración tridimensional del Guernica de Picasso es una técnica innovadora para comprender y apreciar la obra original.”

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