El “Can Salvador”, chileno.

JUGÁNDOSE LA VIDA POR SALVAR A UN AMIGO
By DOUCE, la becaria

Hay veces que no entiendo a mi papá. Pone cualquier tontería en el blog y se olvida de hechos que son realmente aleccionadores. Entonces yo, becaria plenipotenciaria en esta isla, trato de que esta bitácora se ocupe de algo más importante que las cuatro gansadas que a veces se le ocurren a este Náufrago.

Sí, ya sé que por iniciativa de Campurriana, una amiga del blog, que le puso al corriente de una noticia que había visto en la tele y le conmovió, se ha referido a ese hecho. Luego otro amigo del Náufrago, José María, le indicó la dirección del vídeo donde podría ver, iba a decir ‘hazaña’, cuando es una cosa que yo, como perrita lo encuentro algo maravillosamente natural entre nosotros, los canes. A estas alturas, más de medio mundo que vea la televisión, se habrá emocionado por la gesta de un can amigo mío, chileno, que trató de auxiliar a otro perrito que había sido atropellado en una autopista del país andino.

Cuando vimos a mi amigo en plena autopista arrastrar hasta la mediana al cuerpo de su compañero, sin pararse a considerar que a él también le podría pasar lo mismo en aquel infierno de vehículos que iban y venían a toda pastilla, sin reparar en un perro callejero tumbado en plena carretera, la sangre se nos heló a los dos y el corazón se nos hizo añicos. Yo me sentía a la vez destrozada y al mismo tiempo orgullosa de aquel ‘Supercan’ arrastrando con sus dientes a su compañero para evitar que de nuevo uno de esos bólidos de muerte acabara de despanzurrarle. Seguía y seguía arrastrándolo para sacarle de aquella ruta de prisa y muerte. A veces se paraba, miraba a ambos lado de la pista para evitar aquellos malditos vehículos, y no cesó hasta dejarlo en la pequeña acera que separaba los carriles.

Después no se ve bien si fue recogido por la furgoneta de servicio vial, si pudo escapar de aquel ir y venir mortal, o también pereció arrollado en aquel infierno rodante. Pienso en la víctima, pero pienso sobre todo en mi ‘Can Salvador’, un sin techo más que seguiría rodando por las calles en busca de un trozo de cualquier cosa para calmar su hambre. Lo pienso y me veo, súper protegida, con cariño, comida, cobijo, calor y toda clase de mimos. Hasta me duele tanto cariño cuando pienso en mis amigos, ambulantes callejeros, sin un sitio donde encontrar algún ricón que les sirva de abrigo.
DOUCE



Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Nosotros los inhumanos somos incapaces de hacer algo así. Eso sí, algunos se sienten muy valientes cuando abren la puerta del coche para dejar abandonado a un animal en medio de una autopista.
Es una escena estremecedora. ¡Cuánto tenemos que aprender de los animales!
Un besito para Douce y otro para su papá.
Douce ha dicho que…
Tienes razón, querida Lola.Sé que eso que dices existe y no me cabe en mi cabecita de perrita. Nosotros estamos hechos de otra pasta.

Ni siquiera la experiencia de millones de años de convivencia y experiencias atroces nos ha hecho cambiar de forma de ser. Y seguiremos siendo así hasta el final de los tiempos.

Afortunadamente no todos sois así. Hay algunos que todavía sienten con nosotros. Pero nosotros somos fieles, incluso al que nos maltrata.

Quedémonos con el cariño que ambos compartimos. Un guuau cariñoso para tus gatitos y un beso para tí de mi papá.
Campurriana ha dicho que…
Náufrago y Douce, afortunadamente existen todavía corazones que se conmueven por lo que tienen que conmoverse los corazones...

Bonito homenaje a los canes callejeros.

Entradas populares