Douce revela algunos secretos del Náufrago

"MAMÁ, QUIERO SER PAYASO"
By DOUCE

Hoy me toca largar a mí, que hace tiempo que no la pío, o más bien, no la ‘ladro’. Mi papá tiene algunas virtudes, pongamos ‘bastantes’ virtudes para que no se me enfade, y también varios defectos. No es que sean demasiados pero para un perfeccionista como él siempre serán demasiados. Todo esto, digámoslo, sobre todo lo de las virtudes, aunque también lo otro, no son ‘méritos’ suyos, es fruto de una educación de post guerra, o sea nada parecido a esta ‘generosa’ democracia de la que gozamos y en algunos aspectos sufrimos. Pero no quiero meterme en berenjenales, porque de lo que se trata es más bien de algunos defectos, o hándicaps que dicen los que se tienen por enteraos, de los que ‘goza’, es un decir, mi querido papi.

Entre otras cosas le cuesta mucho decir NO a casi nada. Le gusta quedar bien, procurar no llevar la contraria a menos que se trate de colaborar con Madoff o ver la Noria o programas semejantes. Le gusta prestar servicios, ayudar a los que lo necesitan y le cuesta protestar cuando la gente se excede en sus formas y modales. Muchas veces reprime sus emociones o sus enfados y se los come, lo cual como todo el mundo sabe no es nada conveniente para la salud. Hay que saber expresarse con la espontaneidad que yo lo hago. Cuando no me gusta una cosa o algún semejante, ladro; cuando quiero entrar en la cocina o salir de paseo o expresar otra emoción, ladro. Lo único que varía es el tono, la insistencia y forma de mi ladrido. Pero no me callo. He querido darle algunas lecciones de expresividad pero al hombre le cuesta. Le cuesta bastante.

Todo eso para decirles que yo que lo conozco por dentro, sé que le gustaría hacer el payaso ( a veces lo hace, que conste), pero me refiero a que sería incapaz de hacer algo que pudiera llamar la atención, infringir alguna norma, y mucho menos atraer las miradas del público por montar algún conflicto. Por eso, porque siente esa vergüenza de exhibirse en público o llamar la atención, envidia secretamente a esos personajes que sueltan las gansadas que quieren sin sufrir ningún rubor y mucho menos a personajes como el que vamos a mostrarles. Atreverse a hacer una de esas ‘gansadas’ o provocaciones que realiza el ‘bromista’ francés Rémi Gaillard, haciendo toda serie de excentricidades en plena calle, necesitaría toda la dosis de ‘atrevimiento’ y descaro de las que no posee ni una ínfima dosis. Y les aseguro que le vendría muy bien para su retraimiento.

A cambio de eso, se contenta con ver cómo hacen felizmente el ganso otros. Eso sí , riéndose y admirándolos. ¡ Oh, quién fuera Rémi y fuera tan Gallardo!.

Esto es todo lo que quería decirles hoy, y también a mí me ha aliviado.


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