La unión hace la trampa...

By DOUCE

... O CÓMO ENCONTRAR UN 'MICIFUZ' QUE COLABORE

Los visitantes asiduos de esta isla ya saben que últimamente estoy siguiendo unas sesiones de ‘perroterapia’, para tener relaciones positivas con mis vecinos los gatos, cosa que no siempre es fácil. Siguiendo las recomendaciones del ‘perroterapeuta’, mi papá me pone unos vídeos para que yo extraiga mis propias consecuencias.

Esta mañana me ha puesto uno que para titularlo brevemente podría ser: “Si no puedes vencer al adversario, únete a él y con las habilidades de ambos, haced frente a un enemigo común”. El titular no puede ser más claro y más breve.

En el vídeo podía verse a un perro y un gato, que llamaremos Micifuz y Sultán para entendernos, a los que sus dueños han dejado solos en casa con el encargo de que la vigilen. De pronto, como ambos gozan de excelentes cualidades auditivas, oyen ruidos sospechosos en el salón. Enseguida se dan cuenta de que deben ser unos cacos y mirándose el uno al otro, ipso facto comprenden que hay que preparar una estrategia de protección y si es posible, de caza y captura de los chorizos.

En un santiamén cada cual ocupa su sitio. Micifuz de un agilísimo salto se planta encima de la mesa donde está el saco con las latas de sus provisiones. Por su parte Sultán lo tiene más a mano y no necesita más que abrir la puerta del armario donde están sus latas. Ambos, cada cual según sus habilidades, forman una alfombra-trampa-auto deslizante. Es de admirar con qué arte uno con la boca, otro con las patas, construyen en un pis pás el ‘tapis-roulant’.

Una vez tendida la trampa, ambos ocupan sus respectivos puestos de protección y vigilancia. Micifuz, en plan jefe de operaciones, indica con un movimiento de su pata a Sultán que con su imponente vozarrón dé la voz de alarma. Al oírlo, los amigos de lo ajeno, salen corriendo como alma que lleva el diablo. En su huida se topan con la alfombra deslizante que les lleva directo, escaleras abajo, hasta la bodega. Rápidamente cierran la puerta de la bodega, el uno dando una patada a la puerta, mientras el otro echa el cerrojo. Una vez los chorizos a buen recaudo, festejan su hazaña en un victorioso ‘¡choca esos cinco, colega!”

Hasta ahí el vídeo. Las lecciones de colaboración, suma de fuerzas para un mismo fin, queda claro. Lo que ocurre, pienso yo, es que eso es muy bonito en la tele, donde los personajes son todos mu listos, mu guapos y mu perfectos, vale. Ahora tendré que buscarme un Micifuz que quiera ponerse de acuerdo conmigo y no sea tan suspicaz e individualista, porque por mi parte estoy dispuesta. Echo de menos a mi amigo ‘Calcetines’, con él sí podría montar una ‘sociedad’ como la de la tele.