Douce y el sentido de la vida

Iba a decir que este papá mío a veces me sorprende, pero no sería cierto. La verdad es que de él, me puedo esperar cualquier cosa. Esta mañana al levantarse y verme, como siempre, tranquilamente en la cama, enroscada como suelo hacer cuando descanso, se pasó un buen rato mirándome. Tanto me miraba que tuve que decirle:

- ¿Por qué me miras así, pasa algo?

- No, Douce, me dijo. Estaba pensando

- ¡Qué raro que tú pienses!, le solté. ¿Se puede saber en qué pensabas?

- Pues sí, me respondió, no sé si percibiendo la ironía de mi “¡qué raro!”.

- ¿Pensabas o ‘filosofabas’?, seguí pinchándole. ¿Por qué no me dices de una vez en qué pensabas y me dejas seguir descansando qué estas mañanas de mayo son muy dulces de dormir?

- Pues mira, para no andar con rodeos, te lo diré. Pensaba que estás cumpliendo perfectamente tu función en la vida. Se podría afirmar que tienes una vida, vida. Una vida plena.

- ¡Toma castaña!, no pude contener mi sorpresa. O sea que voy por la vida ‘sobrada’, ¿como la Pe, la Bruni, la Jolie, la Johanson, la López, la Beyonce, o la mismísima de la Vogue?

- Pues sí, cachondeos aparte. No me refería a eso, pero vale. Y ya hablando más en serio, creo que estás cumpliendo perfectamente tu papel en esta vida. Un papel importante. Estás viviendo. Aunque pasaste un tiempo un poco jodida y supiste a qué sabe la soledad y el abandono, luego has podido hacer lo que has querido, ser tú misma, tal como eres. De paso, has aportado, serenidad, cariño, fidelidad, compañía, diversión, ternura, libertad, sencillez a los que estamos a tu lado.

- ¡No me diga, don Matías! ¿Todo eso aporto yo? ¡Y servidora sin enterarse! ¿O sea, que se puede vivir siendo lo que uno es y encima que te lo reconozcan en vida, no después de muerta, como les pasa a otros? Pues tío, perdón, quería decir papá - con el entusiasmo a lo mejor me he pasado – te agradezco tu reflexión sobre el sentido de mi vida, porque si te digo la verdad, no dedico mi tiempo a eso que tu llamas ‘pensar’. Me contento con vivir y la verdad es que me limito a hacer lo que me da la real gana, procurando no molestar a los demás. Gracias de todos modos por decírmelo.

Ahora, con tu permiso, mientras tú te arreglas, piensas o te dedicas a vivir, yo voy a seguir descansando.