Nuevas cartas a Berta
Carta a mi padre
Fotogramas de "Nueve cartas a Berta" ( Basilio Martín Patino 1965)
Salamanca, diciembre de 196...
Querido padre:
Confieso que no sé cómo empezar esta carta. Me resulta más fácil escribir a mamá , quizá porque me es más transparente. Si tengo dificultad para dirigirme a ti, es porque a lo mejor, tengo miedo de que nos parezcamos demasiado.
De pequeño te admiraba, eras mi dios particular, soñaba contigo, con aquellas historias de 'tu' guerra. Te sentía un héroe y los ojos se me iluminaban cuando me contabas tu 'hazaña' del Alto del los Leones cuando aquella bala te pasó rozando la cabeza. ¡Cuántas veces he tenido entre mis manos el gorro 'salvador' que guardas en tu mesita!
Poco a poco esa imagen infantil ha ido cambiando. Creo que ahora te conozco mejor y aquella admiración infantil se ha ido poco a poco transformando. No es exactamente decepción, es más bien comprensión, como si quisiera admitir mi propia derrota por adelantado. Veo cómo tratas de engañarte a ti mismo, cómo te refugias escribiendo esas crónicas deportivas para evitar pensar. Me repites a menudo que no piense, que ahora todos somos unos materialistas y cobardes. Materialistas ,¿por qué? ¿Porque no nos refugiamos en consuelos piadosos y utópicos ideales? ¿No quieres pensar para no ver la realidad mediocre y agobiante que te rodea? ¿Quizá se tambalearía tu bancaria tranquilidad si decidieras enfrentar la realidad pensando? ¿Por qué rebuscas en mis libros y preguntas a tus amigos: "quién es ése Carballeira"? De la 'cáscara amarga', lo llamas. ¿Porque incomoda? ¿Porque pone en tela de juicio las 'verdades' que sustenta la 'paz de cementerio' que gozamos?
Estoy empezando a conocer un mundo distinto, quizá más inseguro, menos dogmático, pero al menos abre el horizonte a la libertad de poderse equivocar por sí mismo. Valen más las dudas y las caídas propias que la fe y tus 'seguridades'. Por eso, probablemente, al mirarte siento miedo.Puedo imaginarme como tú, aceptando todo aunque no esté de acuerdo, acomodándome y terminar sentado en casa para ver esa televisión que habéis comprado a plazos.
¡Qué paradojas, comprar la 'anestesia' a plazos!
Tu hijo,
Confieso que no sé cómo empezar esta carta. Me resulta más fácil escribir a mamá , quizá porque me es más transparente. Si tengo dificultad para dirigirme a ti, es porque a lo mejor, tengo miedo de que nos parezcamos demasiado.
De pequeño te admiraba, eras mi dios particular, soñaba contigo, con aquellas historias de 'tu' guerra. Te sentía un héroe y los ojos se me iluminaban cuando me contabas tu 'hazaña' del Alto del los Leones cuando aquella bala te pasó rozando la cabeza. ¡Cuántas veces he tenido entre mis manos el gorro 'salvador' que guardas en tu mesita!
Poco a poco esa imagen infantil ha ido cambiando. Creo que ahora te conozco mejor y aquella admiración infantil se ha ido poco a poco transformando. No es exactamente decepción, es más bien comprensión, como si quisiera admitir mi propia derrota por adelantado. Veo cómo tratas de engañarte a ti mismo, cómo te refugias escribiendo esas crónicas deportivas para evitar pensar. Me repites a menudo que no piense, que ahora todos somos unos materialistas y cobardes. Materialistas ,¿por qué? ¿Porque no nos refugiamos en consuelos piadosos y utópicos ideales? ¿No quieres pensar para no ver la realidad mediocre y agobiante que te rodea? ¿Quizá se tambalearía tu bancaria tranquilidad si decidieras enfrentar la realidad pensando? ¿Por qué rebuscas en mis libros y preguntas a tus amigos: "quién es ése Carballeira"? De la 'cáscara amarga', lo llamas. ¿Porque incomoda? ¿Porque pone en tela de juicio las 'verdades' que sustenta la 'paz de cementerio' que gozamos?
Estoy empezando a conocer un mundo distinto, quizá más inseguro, menos dogmático, pero al menos abre el horizonte a la libertad de poderse equivocar por sí mismo. Valen más las dudas y las caídas propias que la fe y tus 'seguridades'. Por eso, probablemente, al mirarte siento miedo.Puedo imaginarme como tú, aceptando todo aunque no esté de acuerdo, acomodándome y terminar sentado en casa para ver esa televisión que habéis comprado a plazos.
¡Qué paradojas, comprar la 'anestesia' a plazos!
Tu hijo,
Lorenzo
Comentarios