El Gordo que no a_cava

PANFLETO DESPECHADO DE UN 'NO AGRACIADO' POR EL GORDO (¡Flacooo,esmirriaóooo)

España es a la vez un país rancio y al mismo tiempo,uno de los más versátiles . Siendo un país, relativamente antiguo, si lo comparamos con otros más ‘jóvenes’, véanse por ejemplo eso que se llama ‘Estados Unidos’, damos una patada en el culo a nuestras tradiciones con una ligereza que asombra. Bueno,extraña a unos pocos, como el Náufrago.

Llegadas estas fiestas es de ‘admirar’, entiéndase en el sentido más peyorativo de lo ‘admirable’, que de la noche a la mañana hayamos dejado un poco de lado villancicos, belenes, Reyes Magos, comidas en familia para dar prevalencia a los Christmas Carols, los abetos, al impresentable Papá Noel y a las comidas de empresa, cuando no irnos directamente a los hoteles que ya ofrecen hasta cenas de Nochebuena. No hablemos de otras modas que dejan cada vez más exhaustos nuestros bolsillos, carteras y dejan tiritando a las tarjetas de ‘des-crédito’. Cestas, regalos en Navidad, Fin de Año y Reyes, vacaciones en la nieve o en Punta Cana... Los hay que hasta para ser modernos no felicitan ni pascuas, ni navidades. Parece más ‘in’ o más soplagaitas, que viene a ser lo mismo, si nos dicen “Feliz solsticio de invierno”. ¡Toma modernez!

Sin embargo, entre nuestras costumbres, hay algunas que se resisten a desaparecer. Una de ellas es esa cantinela que se oye en casas, bares y otros lugares, durante esta mañana del 22 de Diciembre. Hasta parece que nuestra Lotería del ‘Solsticio de invierno’ ha traspasado las fronteras. Al Náufrago que le salta aquella tonadilla de: ’¡¡¡¡Tantos millones de pesetas!!!! (lo de euros no acaba de ‘interiorizarlo’, como muy bien dice el ministro del ramo), en cuanto mira al calendario, es una de las tradiciones de las que prescinde. Quizá porque el muy incrédulo, nunca creyó en la Suerte, que siempre se ha mostrado esquiva con él. No es para menos, porque no juega. A lo sumo, compra un mísero décimo, por aquello de que tampoco hay que mostrarse demasiado esquivo con tan caprichosa Señora.

Y ya puestos, lo que tampoco aguanta, debe de ser por envidia y rencor contra los agraciados, son esos ‘festejos’ improvisados que se montan en cualquier taller, bar, despacho de lotería o centro de trabajo, que celebran el toque mágico de la Suerte. Las mismas botellas de Rondel, o cualquier cava barato, los mismos vasos de plástico para festejarlo, algún horrible gorro rojo que otro, las mismas declaraciones de todos los años: “Sí, un 'pellizquito'… Para tapar agujeros” (es la única vez que los españoles nos atrevemos a decir que vivimos entrampados y constatar que España es un enorme ‘socavón’). “ Para ayudar a mis hijos que se han comprado un piso” ( ya se sabe, este país es una inmensa ‘hipoteca’)

Y así vamos, lo que necesitaba una ‘modernización’, persiste en su cutrez. Lo que a lo mejor merecía la pena que no se perdiera, queda relegado a un segundo plano, o desaparece. Demasiado carca.