Algunas consideraciones sobre la 'caída de la hoja'

MÁS ALLÁ DEL MISTERIO



Volvió el Náufrago a perderse en el ‘bosque’ clerical por ver si los tres que faltaban se habían perdido entre el follaje. Aparecieron, pero los árboles seguían cubiertos. Le dio al Náufrago por pensar, porque a veces piensa, quizá demasiado, y trató de averiguar cómo funciona esto de la mercadotecnia que no cesa de ahogarnos con sus imposiciones.

Ya no nos choca que también el Vaticano haya entrado en el mercado utilizando las mismas armas que otros productos más ‘humanos’. Si de provocar cierto morbo para lograr vender se trata, no es necesario siquiera que las ‘hojas se caigan’ y dejen al descubierto el árbol. Hay formas más sutiles de despertar ocultos deseos.

Que una azafata enseñe más o menos ciertos rumbos es cosa que a estas alturas,y a sus 'alturas', apenas despierta pasiones, por muy solemnes y airadas que se muestren las ‘facuas’ de turno. Mostrar jóvenes aprendices de clérigo, con los símbolos del recato, la ‘separación’, el misterio de lo intocable y sagrado, que eso son esas ‘tejas’, alzacuellos, sotanas, sobrepellices y dalmáticas, es una invitación a traspasar límites que sugieren mucho más que un desnudo que por habitual, apenas si sugiere ninguna transgresión.

El Náufrago entiende mejor el morbo de la transgresión, si en lugar de estos jóvenes de buen ver, de barba cuidadosamente descuidada, sonrisa entre inocente y sugestiva, cara de inocencia calculada, peinado poco clerical, gestos tiernos, miradas entre inocentes y provocadoras, aparecieran monjas que nada descubrieran pero tras su vestimenta enviaran ese desafío a traspasar la línea de separación que el significado de sus tocas, sus hábitos y lo que ellos proclaman. A la sensación de la atracción por el sexo complementario, se añadiría ese incentivo morboso, y por ello más deseado, de traspasar la frontera de lo que ha sido considerado hasta ahora como especialmente vetado.

No hace falta pues que caigan más hojas, de momento. Bastante saben los que han puesto a la venta ese ‘producto’ en el mercado, cuánta ‘feligresía’, particularmente femenina, puede atraer para la 'causa', esas barbas, esas miradas, esas sonrisas, esas caras, esos alzacuellos o esas sotanas…
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