Los apuros de don Mariano
'REMEDIOS CASEROS' PARA ALIVIAR LOS DOLORES DE GARGANTA
Pues verán, entre los amigos del Náufrago, hay algunos particularmente… vamos a llamarlos, ‘peculiares’. Buenas personas, pero ‘encogíos’ a rabiar. Esta mañana se encontró con uno de ellos en el gimnasio adonde acude por eso de hacer algo de ejercicio. Coincidió con él en la sauna, un sitio que se presta bastante a las confidencias, entre vapores y sudores. No sé cómo ambos ‘gimnastas’ dieron en hablar de lecturas, escrituras y ‘blogues’.
Da la casualidad de que el amigo del Náufrago…, vamos a llamarle Mariano, nombre ahora de mucha actualidad, poque así protegeremos mejor su ‘anonimato’ del que es muy celoso. No olviden que es bastante ‘peculiar’. En el calor de la conversación y de la sauna , vino a decirle en plan confidencial que ayer había recibido un tira cómica que le había hecho bastante gracia. Le gustaría ponerla en el blog, pero sentía vergüenza.
Escuchándolo, el Náufrago adivinó que quería comentarle el porqué de su vergüenza. Sabe que es un hombre muy sensible a la opinión que los demás puedan tener de él. Le desarma que alguien le encuentre en un renuncio. Aunque en el fondo tiene sentido del humor, aparece ante los demás como hombre serio, formal, sensato, y no se permite determinadas libertades, por miedo a que le consideren frívolo, vulgar, o cosas peores.
Esto hace que esté siempre en guardia, procurando no mostrar lo que él considera vergonzoso, no acorde con la imagen que muestra. Una 'no aceptación', alguna posible crítica, alguna opinión adversa, le desarma y le sume en la más paralizante y dolorosa de las culpabilidades.
Se preguntarán, y con razón, qué era eso que le daba tanto corte publicar en su blog. Pues muy simple, y desde luego nada ‘escandaloso’. Una sencilla conversación entre dos secretarias que se confían alguno de sus ‘secretos’ más íntimos. El humor suele jugar con esas cosas por las que sentimos un cierto respeto, lo sentimos como un tabú y a través del humor nos sentimos victoriosamente ‘trasgresores’. Tres son los temas con los que el humor coquetea: lo ‘sagrado’, el sexo, la muerte. Indudablemente la trasgresión es más celebrada en cuanto más ‘respetuosos’ o esclavos nos sintamos de la NORMA. Cada cual pone su listón a la altura de sus ‘prohibiciones’ y don Mariano no es de los que salta dos metros cuarenta y cinco como otros ‘sotomayores’.
Y yendo definitivamente al grano, don Mariano creía que publicar en su blog, tan serio, tan correcto, tan bienpensante, podría dañar su imagen si publicaba algo que a él le había hecho gracia pero no sabía cómo sería aceptado por sus ‘serios’ lectores. Sobre todo había una palabra que acentuaba ese sentido de vergüenza en su blog. Una de las secretarias hablaba en el lenguaje coloquial y de un remedio bastante ‘peculiar’ de curar sus males de garganta, haciendo una ‘mamada’ a su marido. Don Mariano quería cambiar ese vocablo, mamada, por ‘felación’, que le parecía más fino. Fue entonces cuando el Náufrago intervino y le comentó que si en ese contexto de ‘confidencia’ uno pone esa palabra más ‘correcta’, jodería (con perdón) un poco la gracia del chiste.
Don Mariano se sintió un poco aliviado al ver que el Náufrago no se lo tomaba tan a pecho. Además, para evitarle pasar esa ‘vergüenza’ y que su blog pudiera seguir siendo referencia del ‘buen hablar’, le propuso que él lo pondría en su isla y así podría observar las reacciones que provocaba.
Y así fue como en la isla aparece hoy la tira cómica que don Mariano no se atrevió a poner en su blog. A veces, por una pequeña cosa nos preocupamos en exceso de lo que los demás puedan pensar de nosotros y lo pasamos mal estúpidamente.
Pues verán, entre los amigos del Náufrago, hay algunos particularmente… vamos a llamarlos, ‘peculiares’. Buenas personas, pero ‘encogíos’ a rabiar. Esta mañana se encontró con uno de ellos en el gimnasio adonde acude por eso de hacer algo de ejercicio. Coincidió con él en la sauna, un sitio que se presta bastante a las confidencias, entre vapores y sudores. No sé cómo ambos ‘gimnastas’ dieron en hablar de lecturas, escrituras y ‘blogues’.
Da la casualidad de que el amigo del Náufrago…, vamos a llamarle Mariano, nombre ahora de mucha actualidad, poque así protegeremos mejor su ‘anonimato’ del que es muy celoso. No olviden que es bastante ‘peculiar’. En el calor de la conversación y de la sauna , vino a decirle en plan confidencial que ayer había recibido un tira cómica que le había hecho bastante gracia. Le gustaría ponerla en el blog, pero sentía vergüenza.
Escuchándolo, el Náufrago adivinó que quería comentarle el porqué de su vergüenza. Sabe que es un hombre muy sensible a la opinión que los demás puedan tener de él. Le desarma que alguien le encuentre en un renuncio. Aunque en el fondo tiene sentido del humor, aparece ante los demás como hombre serio, formal, sensato, y no se permite determinadas libertades, por miedo a que le consideren frívolo, vulgar, o cosas peores.
Esto hace que esté siempre en guardia, procurando no mostrar lo que él considera vergonzoso, no acorde con la imagen que muestra. Una 'no aceptación', alguna posible crítica, alguna opinión adversa, le desarma y le sume en la más paralizante y dolorosa de las culpabilidades.
Se preguntarán, y con razón, qué era eso que le daba tanto corte publicar en su blog. Pues muy simple, y desde luego nada ‘escandaloso’. Una sencilla conversación entre dos secretarias que se confían alguno de sus ‘secretos’ más íntimos. El humor suele jugar con esas cosas por las que sentimos un cierto respeto, lo sentimos como un tabú y a través del humor nos sentimos victoriosamente ‘trasgresores’. Tres son los temas con los que el humor coquetea: lo ‘sagrado’, el sexo, la muerte. Indudablemente la trasgresión es más celebrada en cuanto más ‘respetuosos’ o esclavos nos sintamos de la NORMA. Cada cual pone su listón a la altura de sus ‘prohibiciones’ y don Mariano no es de los que salta dos metros cuarenta y cinco como otros ‘sotomayores’.
Y yendo definitivamente al grano, don Mariano creía que publicar en su blog, tan serio, tan correcto, tan bienpensante, podría dañar su imagen si publicaba algo que a él le había hecho gracia pero no sabía cómo sería aceptado por sus ‘serios’ lectores. Sobre todo había una palabra que acentuaba ese sentido de vergüenza en su blog. Una de las secretarias hablaba en el lenguaje coloquial y de un remedio bastante ‘peculiar’ de curar sus males de garganta, haciendo una ‘mamada’ a su marido. Don Mariano quería cambiar ese vocablo, mamada, por ‘felación’, que le parecía más fino. Fue entonces cuando el Náufrago intervino y le comentó que si en ese contexto de ‘confidencia’ uno pone esa palabra más ‘correcta’, jodería (con perdón) un poco la gracia del chiste.
Don Mariano se sintió un poco aliviado al ver que el Náufrago no se lo tomaba tan a pecho. Además, para evitarle pasar esa ‘vergüenza’ y que su blog pudiera seguir siendo referencia del ‘buen hablar’, le propuso que él lo pondría en su isla y así podría observar las reacciones que provocaba.
Y así fue como en la isla aparece hoy la tira cómica que don Mariano no se atrevió a poner en su blog. A veces, por una pequeña cosa nos preocupamos en exceso de lo que los demás puedan pensar de nosotros y lo pasamos mal estúpidamente.
Comentarios
Saludos desde la tierra, hoy, del agua.
Y ahora que esa tierra recibe agua, aprovechad. Por aquí también estamos de regadío estos días , después de un atisbo de verano.
Saludos desde 'tu' tierra del agua