El Náufrago está ‘en orsa’ (off side)
¿QUIÉN DIJO QUE LA RELIGIÓN ERA EL 'OPIO' DEL PUEBLO?
Pues aquí tienen al Náufrago subido a la atalaya de los años, contemplando entre comprensivo y escéptico cómo se mueve el mundo y sus alrededores. El mundo al que se refiere,no es ese ‘mundo mundial’ del que hablaba el señor González, cuando regía los destinos de esta parcela denominada Hispania. El Náufrago se refiere a este otro mundo más cercano, más inmediato y al que agita esta ciudad ‘UEFERA’. Si abriéramos un poco más el angular del objetivo podría referirse también a esos ‘eventos consuetudinarios que acontecen en las rues', bares, despachos, redacciones, autobuses y plazas de este país que, interinamente, sigue denominándose España, para entendernos.
Si miro lo más próximo, veo una ciudad que se baña en las fuentes, que agita banderas y bufandas verdi blancas, oigo cánticos, vítores, emocionadas arengas radiofónicas, llantos, risas, saltos… Veo Palacios de Festivales a rebosar, alcaldes, presidentes que se funden en abrazos, oigo discursos enfervorizados ensalzando no sé qué epopeyas deportivas de unos héroes que se pasean por las calles de la ciudad en autocares descubiertos, abriéndose paso por entre la marea de gente y suben hasta los balcones consistoriales desde donde saludan a miles de entusiasmados admiradores.
El Náufrago trata inútilmente de hacerse unas preguntas, pero desiste. Sería inútil, ridiculez supina, ante tanto fervor, tanto entusiasmo, tantos cánticos y tantos vítores, preguntarse si es lo más importante que le puede suceder a una ciudad y sus gentes. La respuesta está en miles de gargantas que le gritan al oído: “Amigo Náufrago, estás ‘en orsa’ (off side)” Y debe ser cierto: el Náufrago está fuera del lugar adecuado, se encuentra ‘fuera del juego’.
(Del mundo ‘nacional’, hablaremos, quizá, después de la publicidad)
Pues aquí tienen al Náufrago subido a la atalaya de los años, contemplando entre comprensivo y escéptico cómo se mueve el mundo y sus alrededores. El mundo al que se refiere,no es ese ‘mundo mundial’ del que hablaba el señor González, cuando regía los destinos de esta parcela denominada Hispania. El Náufrago se refiere a este otro mundo más cercano, más inmediato y al que agita esta ciudad ‘UEFERA’. Si abriéramos un poco más el angular del objetivo podría referirse también a esos ‘eventos consuetudinarios que acontecen en las rues', bares, despachos, redacciones, autobuses y plazas de este país que, interinamente, sigue denominándose España, para entendernos.
Si miro lo más próximo, veo una ciudad que se baña en las fuentes, que agita banderas y bufandas verdi blancas, oigo cánticos, vítores, emocionadas arengas radiofónicas, llantos, risas, saltos… Veo Palacios de Festivales a rebosar, alcaldes, presidentes que se funden en abrazos, oigo discursos enfervorizados ensalzando no sé qué epopeyas deportivas de unos héroes que se pasean por las calles de la ciudad en autocares descubiertos, abriéndose paso por entre la marea de gente y suben hasta los balcones consistoriales desde donde saludan a miles de entusiasmados admiradores.
“¡Ya viene el cortejo! ¡Ya viene el cortejo!Veo volar por los aires al Guía y Capitán de este ejército victorioso. Nada en él, ni su estatura, ni su corpulencia, ni su glamour que predijeran su victoriosa andadura. El Náufrago confiesa su ignorancia y no pregunta. Sólo cuenta lo que ve y salta a la vista: es el Condotiero que ha llevado a este grupo de aguerridos soldados hasta la cumbre de este Olimpo del deporte Rey, ¡su majestad, ‘er furbo’!
Ya se oyen los claros clarines.
¡Los gritos lo anuncian con vivo reflejo,
ya viene, oro y hierro, el cortejo de los paladines!...
El Náufrago trata inútilmente de hacerse unas preguntas, pero desiste. Sería inútil, ridiculez supina, ante tanto fervor, tanto entusiasmo, tantos cánticos y tantos vítores, preguntarse si es lo más importante que le puede suceder a una ciudad y sus gentes. La respuesta está en miles de gargantas que le gritan al oído: “Amigo Náufrago, estás ‘en orsa’ (off side)” Y debe ser cierto: el Náufrago está fuera del lugar adecuado, se encuentra ‘fuera del juego’.
(Del mundo ‘nacional’, hablaremos, quizá, después de la publicidad)
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¡¡Menos mal!!