Douce y don Google
El Náufrago por mucho que presuma de solitario, le gusta sentirse acompañado. Por eso escribe en su cuaderno de bitácora y deja que su becaria escriba…
- ¿Que me dejas que yo escriba…? ¡Hace siglos que no puedo meter baza! Y basta ya de presumir de solitario, porque aquí me tienes, a tu lado, 22 horas del día - y de la noche- que no me aparto de tu lado.
- Perdona Douce, ya sé que te tengo a ti y a más gente, era una manera de hablar. Mira, ahora mismo he abierto esta ventana y en este mapa don Google señala los visitantes que se pasan por la isla. La inmensa mayoría aterrizan aquí por casualidad, porque preguntaron a Don Google dónde podía encontrarse una palabra o una frase y su poderosa maquinaria les indicó esta isla. Aterrizan unos segundos y luego al ver que no es eso lo que buscaban, se van con la curiosidad a otra parte. Sin embargo hay algunos, los menos, que sí se quedan, leen un poquito y luego también se marchan, porque así lo requiere este medio tan fugaz.
- ¿Y don Google habla de mí?
- Sí, claro si pinchas en la columna de la izquierda “Douce en Google”, verás las veces que apareces mencionada ¿Lo ves?:
- ¿Tanto he hablado yo?
- Si no paras, querida. No sé por qué te extrañas.
- Pues no está mal, pero ese don Google me parece un indiscreto. O por lo menos podría pedir permiso a la interesada.
- Puede parecerte indiscreto, pero también puede ser interesante. A mí, por ejemplo, me gusta saber todo lo que has dicho o han dicho de ti los visitantes de esta isla. Me gusta recordar algunas de las charlas que hemos tenido. Me ayudan a revivir momentos determinados, cosas que de otra manera se habrían borrado para siempre.
- Bueno, pues cuando quieras que recordemos algo, me lo dices… Ahora por ejemplo estoy pensando en aquel día que jugaba en la playa con mi pelota que estaba empezando a romperse, el mar me regaló otra. Luego hice un hoyo en la arena para guardarlas a las dos…
- Lo recuerdo perfectamente, hasta escribiste un poema, a tu modo. Luego preguntaremos a don Google dónde está ¿Te parece? Llama a don Google y pon sólo estas palabras: “douce y su pelota” y verás.
- ¡Ah sí, qué guayyy! ¡Mira!:
- ¿Que me dejas que yo escriba…? ¡Hace siglos que no puedo meter baza! Y basta ya de presumir de solitario, porque aquí me tienes, a tu lado, 22 horas del día - y de la noche- que no me aparto de tu lado.
- Perdona Douce, ya sé que te tengo a ti y a más gente, era una manera de hablar. Mira, ahora mismo he abierto esta ventana y en este mapa don Google señala los visitantes que se pasan por la isla. La inmensa mayoría aterrizan aquí por casualidad, porque preguntaron a Don Google dónde podía encontrarse una palabra o una frase y su poderosa maquinaria les indicó esta isla. Aterrizan unos segundos y luego al ver que no es eso lo que buscaban, se van con la curiosidad a otra parte. Sin embargo hay algunos, los menos, que sí se quedan, leen un poquito y luego también se marchan, porque así lo requiere este medio tan fugaz.
- ¿Y don Google habla de mí?
- Sí, claro si pinchas en la columna de la izquierda “Douce en Google”, verás las veces que apareces mencionada ¿Lo ves?:
“Results 1 - 10 of about 3,090 from rinconaufrago.blogspot.com for douce with Safesearch on. (0.22 seconds)- En poco más de 20 segundos habla de ti más de 3.000 veces.
- ¿Tanto he hablado yo?
- Si no paras, querida. No sé por qué te extrañas.
- Pues no está mal, pero ese don Google me parece un indiscreto. O por lo menos podría pedir permiso a la interesada.
- Puede parecerte indiscreto, pero también puede ser interesante. A mí, por ejemplo, me gusta saber todo lo que has dicho o han dicho de ti los visitantes de esta isla. Me gusta recordar algunas de las charlas que hemos tenido. Me ayudan a revivir momentos determinados, cosas que de otra manera se habrían borrado para siempre.
- Bueno, pues cuando quieras que recordemos algo, me lo dices… Ahora por ejemplo estoy pensando en aquel día que jugaba en la playa con mi pelota que estaba empezando a romperse, el mar me regaló otra. Luego hice un hoyo en la arena para guardarlas a las dos…
- Lo recuerdo perfectamente, hasta escribiste un poema, a tu modo. Luego preguntaremos a don Google dónde está ¿Te parece? Llama a don Google y pon sólo estas palabras: “douce y su pelota” y verás.
- ¡Ah sí, qué guayyy! ¡Mira!:
“Yo tengo una pelota /
Que salte y bota/
si se rompe, /
ya tengo otra…”
Comentarios
Un abrazo,
Saludos,
JP
Historias de JP
Mientras tanto, te puedes permitir ese desahogo que no viene mal.
Buenas noches . Douce y el Náufrago también te envían un saludo y un abrazo.
La verdad es que, cada vez, resulta más difícil viajar de incógnito por la red. Todo acaba sabiéndose a nada que haya una pizca de curiosidad.
Mientras tanto todo serán especulaciones vanas, tan amplias como pueden ser las conjeturas de una imaginación picada por otra curiosidad
Así que será mejor esperar que haya quizá, algún día, alguna vez, que el Náufrago sepa lo que encontraste tocándole las teclas a don G.