Día de fútbol
ODAS Y EPOPEYAS
Hoy es día de fútbol. No es que el Náufrago sea muy futbolero, aunque de niño no tuvo más héroes que los Iriondo, Zarra, Panizo, Gainza, de sus cromos y los partidos de chapas con balones de garbanzo jugados en el rellano del portal de su casa. Ahora apenas sigue los avatares del balompié, pero sin querer se le cuelan por todos las costados y costuras de su vida, a nada que se descuide, las andanzas, peripecias, deslices amorosos o rencores deportivos de los Ronaldos, Ronaldihnos, Etoo’s, Raúles y compañía. Imposible mantenerse inmunes.
Que hoy es día de fútbol se lo ha dicho el lujoso autocar, blanco y rojo, aparcado a la puerta del gimnasio de sus baños. Un gran escudo en el que junto con los colores del club, aparece el de Sevilla: en el centro el rey San Fernando con corona y espada en mano y a ambos lados los obispos San Isidoro y San Leandro, muy mitrados ellos. Se lo dijeron aquellos tres muchachos que perseguían a un joven, camisa blanca, pantalón negro, cresta engominada, gafas-mosca oscuras y andares de jockey sin caballo. Le rodearon, solicitaron su autógrafo – valiosísima rúbrica – y posaron a su lado dos de ellos mientras el otro inmortalizaba el momento con la cámara de su móvil. Él jamás tuvo a su alcance a Puskas, a Gento o a Di Stefano. No tenía ‘móvil’, ni siquiera un ‘instamatic’.
Que hoy es día de fútbol se lo ha dicho el ‘Suplemento especial’: 24 páginas a todo color, a toda foto, a toda entrevista, declaraciones, historias, cartas de amor de jugadores a sus hinchas. Todo es épica, historia, glorias antiguas y modernas en torno a los héroes de antaño: los Gento, Óscar, Setién, Marcos, Pachín, Santillana ‘la mejor cabeza que ha dado Cantabria’, subraya el cronista. Y junto a las ‘glorias’ pasadas, los ‘héroes’ de ahora. Héroes, ¡ay dolor!, que salvo algún nombre, el Náufrago no conoce: Moratón, Tchité, Munitis, Smolarek, Iván Bolado… Ahí están sonrientes, o el gesto duro, pelo rapado, con melena, engominado o desgreñado: 24 ‘atletas’ con sus edades, pesos y medidas. Figuran todos los datos. Y a un lado, con pantalón de chándal, cazadora gris y gorra visera, el brazo extendido, señalando con el dedo índice el horizonte de la gloria está el ‘artífice’, el ‘mago’ que ha conducido a estos gladiadores del balón al umbral del paraíso de la ‘Champions”. Ese es el gran titular que abre el suplemento “A por la CHAMPIONS”.
Todo es épica, historia y sueños en las 24 páginas, desde las declaraciones del Presidente del club, hasta los mensajes de los jugadores: “Queridos racinguistas: Jamás podremos olvidar… restan tres partidos para terminar la liga… Centrémonos todos. Sigamos como hasta ahora… Estamos viviendo una temporada histórica…” Los titulares rezan: “Del duda al Olimpo” “Por vosotros, por nosotros” “La filosofía oriental del equilibrio” “La revolución de los humildes” Los cronistas echan mano a lo mejor de su retórica: “Duros, correosos, veloces, certeros…”
El Náufrago se contagió de tanta épica, tanta epopeya y recordó que alguna vez, algún día, por algún motivo leyó la Oda de Rafael Alberti a aquel portero de leyenda, llamado Platko, Frank o Ferenc Platko. Ocurrió también en los Campos de Sport del Sardinero, junto al actual estadio.
Era el 20 de mayo, hace exactamente 60 años. En el periódico local quedó constancia de la ‘hazaña’: En el primero de esos partidos, jugado el día 20 de mayo, el portero del Barcelona, el húngaro Platko, se convirtió en héroe por su comportamiento:
El 27 de mayo en “La Voz de Cantabria” aparecería su ‘Oda a Platko”:
Hoy es día de fútbol. No es que el Náufrago sea muy futbolero, aunque de niño no tuvo más héroes que los Iriondo, Zarra, Panizo, Gainza, de sus cromos y los partidos de chapas con balones de garbanzo jugados en el rellano del portal de su casa. Ahora apenas sigue los avatares del balompié, pero sin querer se le cuelan por todos las costados y costuras de su vida, a nada que se descuide, las andanzas, peripecias, deslices amorosos o rencores deportivos de los Ronaldos, Ronaldihnos, Etoo’s, Raúles y compañía. Imposible mantenerse inmunes.
Que hoy es día de fútbol se lo ha dicho el lujoso autocar, blanco y rojo, aparcado a la puerta del gimnasio de sus baños. Un gran escudo en el que junto con los colores del club, aparece el de Sevilla: en el centro el rey San Fernando con corona y espada en mano y a ambos lados los obispos San Isidoro y San Leandro, muy mitrados ellos. Se lo dijeron aquellos tres muchachos que perseguían a un joven, camisa blanca, pantalón negro, cresta engominada, gafas-mosca oscuras y andares de jockey sin caballo. Le rodearon, solicitaron su autógrafo – valiosísima rúbrica – y posaron a su lado dos de ellos mientras el otro inmortalizaba el momento con la cámara de su móvil. Él jamás tuvo a su alcance a Puskas, a Gento o a Di Stefano. No tenía ‘móvil’, ni siquiera un ‘instamatic’.
Que hoy es día de fútbol se lo ha dicho el ‘Suplemento especial’: 24 páginas a todo color, a toda foto, a toda entrevista, declaraciones, historias, cartas de amor de jugadores a sus hinchas. Todo es épica, historia, glorias antiguas y modernas en torno a los héroes de antaño: los Gento, Óscar, Setién, Marcos, Pachín, Santillana ‘la mejor cabeza que ha dado Cantabria’, subraya el cronista. Y junto a las ‘glorias’ pasadas, los ‘héroes’ de ahora. Héroes, ¡ay dolor!, que salvo algún nombre, el Náufrago no conoce: Moratón, Tchité, Munitis, Smolarek, Iván Bolado… Ahí están sonrientes, o el gesto duro, pelo rapado, con melena, engominado o desgreñado: 24 ‘atletas’ con sus edades, pesos y medidas. Figuran todos los datos. Y a un lado, con pantalón de chándal, cazadora gris y gorra visera, el brazo extendido, señalando con el dedo índice el horizonte de la gloria está el ‘artífice’, el ‘mago’ que ha conducido a estos gladiadores del balón al umbral del paraíso de la ‘Champions”. Ese es el gran titular que abre el suplemento “A por la CHAMPIONS”.
Todo es épica, historia y sueños en las 24 páginas, desde las declaraciones del Presidente del club, hasta los mensajes de los jugadores: “Queridos racinguistas: Jamás podremos olvidar… restan tres partidos para terminar la liga… Centrémonos todos. Sigamos como hasta ahora… Estamos viviendo una temporada histórica…” Los titulares rezan: “Del duda al Olimpo” “Por vosotros, por nosotros” “La filosofía oriental del equilibrio” “La revolución de los humildes” Los cronistas echan mano a lo mejor de su retórica: “Duros, correosos, veloces, certeros…”
El Náufrago se contagió de tanta épica, tanta epopeya y recordó que alguna vez, algún día, por algún motivo leyó la Oda de Rafael Alberti a aquel portero de leyenda, llamado Platko, Frank o Ferenc Platko. Ocurrió también en los Campos de Sport del Sardinero, junto al actual estadio.
Era el 20 de mayo, hace exactamente 60 años. En el periódico local quedó constancia de la ‘hazaña’: En el primero de esos partidos, jugado el día 20 de mayo, el portero del Barcelona, el húngaro Platko, se convirtió en héroe por su comportamiento:
"Cuando la Real estaba achuchando la portería catalana, su delantero centro Cholin, en una posición envidiable, avanzó hasta la portería. Cuando el gol parecía inevitable, el guardameta Platko realizó una gran estirada y se arrojó sobre el pie del jugador donostiarra conteniendo así el tiro, pero a cambio de recibir en la cabeza el golpe destinado al balón. La patada fue brutal, Platko quedó conmocionado y tuvieron que retirarle del campo para aplicarle 6 puntos de sutura en la herida ensangrentada."Rafael Alberti era un de lo espectadores y narró con vehemencia de epopeya: “Un partido brutal… Platko, un gigantesco guardameta húngaro, defendía como un toro el arco catalán… Hubo heridos, culatazos de la Guardia Civil y carreras del público… En un momento desesperado, Platko fue acometido tan furiosamente por los de la Real Sociedad que quedó ensangrentado, sin sentido, a pocos metros de su puesto, pero con el balón entre sus brazos… apareció de nuevo, vendada la cabeza, fuerte y hermoso, decidido a dejarse matar…”
El 27 de mayo en “La Voz de Cantabria” aparecería su ‘Oda a Platko”:
… No, nadie, nadie, nadie,Rafael Alberti
nadie se olvida, Platko.
Ni el final: tu salida,
oso rubio de sangre,
desmayada bandera en hombros por el campo.
¡Oh, Platko, Platko, Platko
tú, tan lejos de Hungría!
¿Qué mar hubiera sido capaz de no llorarte?
Nadie, nadie se olvida,
no, nadie, nadie, nadie.
Comentarios
Saludos,
JP
http://historias-de-jp.blogspot.com
Hacia tiempo que por estos pagos los aficionados no recibían tantas satisfacciones.
Saludos, que haya suerte