Ya viene...

"Ya viene a por mí, dijiste,
ya viene",
como si la estuvieras esperando.

Eran las cinco y media
de la tarde

Dijiste “ya viene”, sencillamente.
Como si no fueran
las cinco y media
de la tarde

Como si a esa hora exacta
hubieráis quedado,
como dos conocidos
que se estuvieran esperando
Desde hace mucho tiempo,
desde hace años.
-“Te espero”
- “Estaré”,
a las cinco y media
de la tarde



"Ya llega,
viene a por mí,
viene a recogerme.
- Te esperaba, ¿Vamos?
- ¡Tan puntual como siempre!
Apenas he esperado”


No era el cortejo de los claros clarines de Rubén
No era el cortejo terrible de la tarde, era un paseo.
El paseo más largo.

Era como la cita
más natural del mundo,
de la vida.
Como quien ha quedado
para tomar café,
dar una vuelta,
charlar eternamente
un rato.



“Ya siento sus pasos
que se acercan.
¡Qué puntual! ¡Qué exacta!"

Las cinco y media,
en todos los relojes
de la tarde.

Llamó a la puerta,
fue un toque leve,
apenas se oyó el “toc, toc”
de sus nudillos.
-“Ya estoy aquí
¿Nos vamos?
Abriste levemente los ojos,
miraste hacia la puerta,
no es que sonrieras,
simplemente comprendías
que era la hora escogida:
Las cinco y media
de esa tarde.

- “Un momento, por favor, espera.
Son dos minutos.
Voy a decir adiós a la vida,

a mis hijos,
a los nietos,
y a estos dos,
los más pequeños...

- Ahora , ya estoy del todo
¿Nos vamos?"

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Comentarios

Enrique Gallud Jardiel ha dicho que…
¡Hola, Julio!
Muy bonita poesía. Tiene ternura y frescura, cosa difícil tras tantos años de sacarle partido al intimismo. Además, las referencias literarias a Rubén o Lorca están muy ben medidas: ni muy ocultas ni muy obvias. Has sabido captar la esencia del momento y acercarla con lengua elegante y cercana, a la par.
Yo, que creo que sé versificar (entiéndase contar sílabas y encontrar rimas) no tengo la más mínima sensibilidad poética y envidio a los que, como tú -y aunque lo cultiven más o menos- tienen el don.
Douce ha dicho que…
Gracias , Enrique
Te contaré un pequeño secreto. Yo no sé versificar, y no cuento las sílabas y me salto las rimas. Me gustaría, quizá, no lo sé muy bien tampoco, saber pulir los versos, encontrar la palabra exacta, pero siento como si una fuerza, una emoción, tirara de mis dedos. Es como una urgencia y voy poniendo en líneas cortas, esa necesidad que me brota. Y cuando me he vaciado, no me gusta demasiado revisarla.
Sé que son imperfectas, pero no me importa, lo que quiero es vaciarme, lo necesito.

Acabo de regresar de Salamanca, de despedirme de mi madre, o más bien, vivirla de otro modo. Esta noche no he dormido mucho, me desvelé y aproveché para escribir estas líneas que aquí ves. Me basta con que alguien, como tú, las sienta frescas y tiernas, porque eso es exactamente lo que quería reflejar, transmitir, compartir. Con eso me doy por mucho más que satisfecho y acompañado. Gracias.

Te sigo leyendo y otro día , con más calma, comentaremos otras cosas.

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