44 cartas

44 FORMAS DE NAVEGAR POR ESTE MUNDO ‘LÍQUIDO’

Este mundo de Internet para nuestra orientación y a veces también para la dispersión, nos lleva de un sitio para otro como si fueran cerezas enganchadas por sus rabos. Primero , el Náufrago leyó en una columna el nombre de Bauman y su ‘mundo líquido’, adjetivo raro al que luego, poco a poco, le fué encontrando su significado. Desde la columna saltó a un diálogo que mantenían el filósofo y sociólogo polaco con otro periodista. La ‘charla’ estaba salpicaba varias veces del adjetivo líquido’: amor (líquido), miedo (líquido), arte (líquido), tiempo (líquido), para abocar en un ensayo que no podía titularse más que “44 cartas desde el mundo líquido”.

El Náufragó buscó referencias sobre el curioso título y al fin se adentró un poco en el proceloso mar de la ‘modernidad líquida’. Pudo acercarse a las primeras cartas, a la espera de leer las “44 cartas de este mundo líquido” en las que el autor recorre sus puntos habituales de reflexión, como el consumismo, la desigualdad, la crisis o figuras como Albert Camus y Antonio Gramsci, pero va mucho más allá; con novedades como Twitter, la gripe porcina o el cambio en el concepto de la privacidad. En sus 44 entradas reflexiona sobre la soledad, el sexo, la paternidad, la salud, la educación, el futuro, la maldad y poder reflexionar y aprender a vivir en este mundo cambiante, inestable, fluido:
“¿Qué es la «vida líquida»? – leía- La manera habitual de vivir en nuestras sociedades modernas contemporáneas. Se caracteriza por no mantener ningún rumbo determinado puesto que se halla inscrita en una sociedad que, en cuanto líquida, no mantiene por mucho tiempo una misma forma. Lo que define nuestras vidas es, por lo tanto, la precariedad y la incertidumbre constantes”
No es vano analizar y estudiar lo que nos parece obvio, esas cosas que “siempre están ahí”, el teléfono móvil, la televisión, los medios que son nuestra segunda naturaleza, o quizá la primera, como dice el mensajero: “su carácter ordinario es una pantalla que disuade de todo escrutinio”. Lo obvio, lo cotidiano, no merece la reflexión. Desvelar los misterios profundos y enigmáticos que esconde lo cotidiano requiere una maestría al alcance de muy pocos. Bauman es el gran maestro en pensar, explorar y sacar a la luz las cosas que se encuentran “al alcance de la mano”

Esa es la invitación a la que el Náufrago acudirá con interés y curiosidad. A sabiendas, que una vez inmerso y terminada la lectura, quedará la enorme tarea de intentar aprender a navegar en un mundo en continuo movimiento fluido.



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