Desde la isla

CON LOS MEJORES DESEOS

Hoy, después del paseo del domingo, hemos vuelto a casa. Yo veía algo nervioso al Náufrago, como si quisiera algo de mí, sin que yo me enterara. Había colocado ‘mi’ mantita en un rincón de la galería por donde entraba un sol amigo. Es uno de mis rincones favoritos. En estos días fríos, me gusta sentir el calor de la manta y del sol. Por su inquietud sabía que algo quería de mí, pero no sabía qué. Cuando venía hacia mí con ese aparato que utiliza para hacer fotografías, yo pensaba que era para salir de paseo y me levantaba. Él torcía el morro y volvía a su sitio. La última vez de estos intentos y viendo que no se trataba de salir, me aposenté encima de otra manta en el sofá y decidí echarme una siesta. Estaba ya medio adormilada cuando se acercó de nuevo con la dichosa cámara, pero esta vez no me moví. Sólo levanté la cabeza y le miré como diciéndole: “¿Pero a qué estás jugando?” Fue entonces cuando me di cuenta de lo que estaba buscando. El motivo de tanto ir y venir era sacarme una foto. Luego me explicó para lo que era. Quería que fuera yo quien felicitara a los visitantes de esta isla.

La verdad es que sigo sin entender a los humanos, a lo mejor se pasan días o meses sin decir a sus amigos o familiares que les quieren y llegadas estas fiestas, se vuelven locos comprando regalos, yendo a cenar, preparando sus comidas, adornando la casa, a veces con cosas horribles, enviando mensajes, llamando por teléfono… La verdad que no lo entiendo muy bien: unos días de agasajos, festejos y despilfarro como si el cariño, la atención, fuera cosa de unos días y el resto del año si te he visto, no me acuerdo.

He aceptado por fin con mucho gusto asomar mi morrito y abrir mis ojos para decirles que yo les quiero todos los días del año, que nosotros hacemos el regalo de nuestra fidelidad y cariño todos los días del año. Todos los días les deseamos que se sientan bien, que estén contentos consigo mismo y regalen su buen humor a las personas con quien tratan. Así que de parte mía y también la de este Náufrago, les deseo que traten de sentirse bien, que sepan levantarse cuando tropiezan con algo que les aflige. Como dice Benedetti en el poema que hemos escogido:

No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.

"No te rindas"

Mario BENEDETTI

Por su parte, el Náufrago ha querido recordar tiempos de nostalgia, cuando no había tantos regalos, tantos Carrefour y Corte Ingleses y los currantes llevaban el carbón y la leche a casa, vigilaban y ayudaban  a los trasnochadores, las modistillas llevaban los vestidos de la señoras bien a sus casas, los faroleros encendían las farolas, y los basureros recogían la basura en sus carros tocando la corneta... Esos sí que se curraban su 'aguinaldo'
DOUCE Y EL NÁUFRAGO  Postales

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