¡Comprad, comprad , malditos!

Magazine.Yolanda Domínguez

No hagan caso al Náufrago de esta isla, porque yo misma, Douce, la becaria de este blog, cuaderno de bitácora o lo que sea, estoy de él hasta la trufa, porque moño no uso. Les explico someramente:

Me gustaría que me hablara más de las cosas que ama, que de las que le disgustan. La idea fija y acaparadora que ahora bulle en su cabeza, tiene que ver con estas fiestas s que aborrece cordialmente. Cada vez que ve las cursiladas que adornan calles, escaparates, arbolillos, plazas… se pone de los nervios. Hasta en la entrada de la casa, el conserje, ha ‘ornado’ los buzones de la casa con ese horroroso espumillón. (Lo de horroroso lo dice él) Echa pestes de tanta comida, tanta cena, cotillón, papá noeles, renos, trineos, arbolitos, lucecillas, regalos y más regalos.

Se diría que hemos nacido para comprar, y si no regalamos ‘cosas’, no somos nada, no somos nadie. ¿Acaso no somos nosotros un 'regalo' que poder ofrecer a los demás, con nuestro saber escuchar, saber decir lo que sentimos, ofrecer lo que somos... que tenemos que echar mano de otros subterfugios en forma de paquetes con papeles de dibujos y cintas de colores?

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Ayer, ojeando una revista, veía unas imágenes que le parecieron 'instructivas', un paradigma de lo que estos humanos han hecho de la vida. Si no tienes 'cosas', no eres 'nadie, no eres NADA. La verdad es que si no fuera tan pesado, hasta estaría de acuerdo con él, pero cuando se pone pesado, prefiero dedicarme a lo mío. Yo no ‘necesito’, nada, me basta con un poco de cariño. No exijo más y les aseguro que soy muy feliz.

DOUCE, dixit