EMOCIONES

MARTES: CLASE

Hace algunos días, el Náufrago se encontró por ‘casualidad’ con un libro.  O quizá fuera el libro el que le estaba buscando. Fue durante un viaje. A la vuelta, mientras atravesaba la meseta castellana le dio tiempo de leerlo casi entero. Le enganchó y al llegar a casa terminó de leerlo. La historia es sencilla. Son las charlas que mantiene un antiguo alumno con un viejo profesor de Sociología al que han diagnosticado una enfermedad terminal: ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica) que va "matando" poco a poco su sistema nervioso motor sin afectar a su mente.

Los martes eran los días de cita en los que el alumno, Micht Albom, charlaba con el viejo profesor, Morrie. El sexto martes, alumno y profesor hablaron de las emociones: el amor, el miedo, la soledad, la aceptación de la muerte. Ese martes, el paciente tuvo un acceso de tos más fuerte de lo usual: una tos seca y purulenta que le sacudía todo el pecho. Cerró los ojos, respiró y guardo unos momentos de silencio. Luego rogó a Micht que cogiera su grabadora. Quería explicarle cómo hacía para ‘gestionar’ sus emociones:

“Toma el caso de cualquier emoción: el amor a una mujer, o el dolor de la pérdida de un ser querido, o lo que estoy pasando yo, el miedo y el dolor de una enfermedad mortal. Si contienes las emociones, si no te permites a ti mismo llevarlas hasta el final, nunca podrás llegar a estar desligado; estarás demasiado ocupado con tu miedo. Tienes miedo al dolor, tienes miedo a la pérdida de un ser querido. Tienes miedo a la vulnerabilidad que trae aparejado el amor.

Pero si te sumerges en estas emociones, permitiéndote a ti mismo tirarte de cabeza a ellas, hasta el final, por encima de tu cabeza incluso, las vives de una manera plena y completa. Sabes lo que es el dolor. Sabes lo que es la pérdida de un ser querido. Sabes lo que es el amor. Y sólo entonces puedes decir: Está bien, he vivido esa emoción. Reconozco esa emoción. Ahora necesito desligarme de esa emoción por un momento.
Morrie le habló de sus momentos más temibles, cuando su enfermedad le atacaba de verdad y le costaba respirar. Sus primeras emociones eran: horror, miedo, angustia. Pero cuando empezó a reconocer la sensación de esas emociones: escalofrío, sudores... está bien esto es miedo. "Apártate de él. Apártate"
Lo mismo pasa con la soledad, te dejas llevar, dejas salir lágrimas, lo sientes de verdad pero... esto ha sido mi momento de soledad. No tengo miedo de sentirme solo, pero ahora lo voy a dejar a un lado, sé que hay otras emociones en el mundo y voy a vivirlas también”.

Tomen nota: vívanlas, pero no se recreen en ellas. Hay más 'vidas' y están aquí.

¡MIREN CÓMO VA! YSONRÍAN

Comentarios

Campurriana ha dicho que…
Muy fácil decirlo, Náufrago. Aunque soy consciente de que hay personas que saben y pueden controlar mejor esos momentos y sentimientos complicados de la vida. Que sufren menos ya lo sé...pero...¿disfrutan más?...

A veces es casi imposible no recrearse en algo que nos hace sufrir demasiado. Al menos es mi punto de vista. Una desgracia como otra cualquiera...o una suerte...Hay personas que pasan por el mundo como si nada...eso tampoco me gusta...

Sigo trabajando y de vez en cuando paseo por aquí. Como se suele decir, una de cal y otra de arena...

Por cierto, nunca lo supe o se me ha olvidado. ¿Qué representa la cal y qué representa la arena?...
Douce ha dicho que…
Empecemos por el final.

Yo también me he preguntado más de una vez qué significaba la cal y qué la arena. Deduzco que en la fabricación del mortero, la cal es lo más valioso por escaso y la arena más fácil de encontrar. (Que conste que he tenido que informarme).

Pasemos al segundo punto: He creído entender que en tus comentarios, unas ofreces 'cal', cosas positivas y otras 'arena', lo que tú consideras de otra calidad.

En este caso, si he entendido bien la metáfora, tanto la 'cal' , como la 'arena', son igual de valiosos como opiniones. Son 'tus' opiniones y tienen el valor 'único' de expresar lo que sientes.

Y yendo al meollo de la cuestión. Por supuesto que no es nada fácil despegarnos de nuestros sentimientos, sobre todo si son dolorosos, pero no ganamos nada 'recreándonos' en nuestros males. En esas circunstancias nos debemos mirar y encontrar las muchas cosas buenas que tenemos dentro y ser conscientes, de que como seres vulnerables,e imperfectos, la vida nos ofrece su realidad, que a veces es difícil de asimilar. Es el momento de tratar de encontrar lo positivo y echar mano de ello.

Soy consciente que lo que peor me ha salido es el último rollo. Pero es que me estaba hablando a mí mismo:-)

Y que conste que nada es 'arena' en lo que dices.
Campu ha dicho que…
Hubo un malentendido, Náufrago. Me refería al trabajo como "arena" y a mis visitas a vuestra isla como "cal".
:)

Te doy la razón en lo que dices porque es cierto que podemos aprender a controlar nuestros sufrimientos. Lo cual no es fácil en ocasiones, claro...

¡Cómo llueve por Santiago!
Sigo a ello.
;)
María ha dicho que…
Pues me gusta tu profe JULIO, verás

Yo soy muy, pero muy de sentirlo todo demasiado, a veces me han dado verdadera envidia este tipo de personas a lo inglés, así flemáticas ellas, frías como el hielo y controlando sus emociones como si llevaran amarrado todo por dentro.

Yo, casi nunca soy capaz, me controlo y reprimo muchísimo en mi trabajo por ejemplo, entre otras cosas porque el mío, es un trabajo como de jugadores de póquer, no puedes dar pistas jamás al contrario de si te afecta o no lo que te dice o escuchas a otros y te aseguro que no sabes lo duro que se me hace, pero a fuerza de entrenar, lo voy consiguiendo, pero verás, en ocasiones es tantísima la tensión que acumulo por dentro, que claro termino pagando el precio, verás.

Hace unos 16 años, al poquito de nacer mi hija mayor, recuerdo que yo salí del hospital pletórica, vamos como si hubiera estado de vacaciones y claro, enseguida comencé a trabajar, a correr y a todo esto con mi pequeñaja todo el día al pecho que...¡¡no veas que tragona era!! en fin, que un día a eso de las 6 de la tarde me comenzó un dolor intensísimo en el centro del pecho que la cabo de unas horas a penas me dejaba respirar, sinceramente yo creí que me estaba muriendo y sin exagerar nada, a eso de las 11 de la noche llegué a urgencias, doblada porque ni podía incorporarme y te juro Julio que en mi vida me sentí más estúpida, recuerdo que me miró la médico de guardia, me sonrió, me tumbó en una camilla y comenzó a darme un masaje en la espalda tras darme una píldora que luego supe que era valium en quince minutos, todo había pasado, lo que me había dado fue un ataque de ansiedad, cosa que en mi vida había tenido.


Bueno, todo este rollo, porque desde aquella vez, me ha ocurrido hasta hoy cuatro veces más que en 16 años y teniendo en cuenta como es mi vida, no es demasiado, pero ahora como ya conozco los síntomas, aunque cuando me pega fuerte no lo controlo del todo, sé lo que es y no me asusto tanto, si me doy cuenta a tiempo, me tomo una pastilla y se me va pasado...

Quiero decir con todo este testamento, que tu profesor tiene razón, no es fácil entrar y salir de las emociones y cuando son muy intensas menos, pero al menos si nos vamos conociendo, notamos cuando entramos en ellas y en ocasiones hasta podemos decidir si nos dejamos ir, o paramos, en otras te lleva, pero sabes y sientes eso y el miedo nunca es tan tremendo, como cuando no sabes lo que ocurre.

Yo se que no voy a durar mucho, porque desgasto muchísimo :-) pero mira, no me importa, creo que es mejor vivir poco al 100% que 100 años al 1%.


Muchísimos besos a todos los de la isla y ...

Perdón por el rollo, cuando me dejo ir, pasa lo que pasa ¿te das cuenta? si se me nota hasta aquí:-)


¡¡MUY FELIZ FINDE!!
Douce ha dicho que…
Querida María,

Lo explicas perfectamente. Saber expresar un sentimiento es ya una forma de 'dominarlo'. Que eres emotiva, lo tramsmites en todos tus escritos y comentarios.

Comprendo que tu oficio requiera esa contención y ese no mostrar lo que realmente sientes, para no dar 'armas al contario'. Eso es necesario en ese ámbito, pero exige su precio emocional el contenerlo...

Respeto a tu experiencia con esos ataques angustiosos, ya has observado que la reiteración te ha hecho 'familiarizarte' con esa emoción. El conocer los resultados y aceptarlo en cierto modo, es una manera de vencer el miedo y que pronto puedas dejar de darle más vueltas a un sentimiento negativo.

Cada cual somos como somos, y aprender a convivir con nuestros 'fantasmas' o pensamientos negativos no es fácil, pero tenemos que ir aprendiendo a asimilarlos y recuperar nuestro sosiego interior, que es el primer y mejor paso para algo que se parece a eso que llamamos felicidad. Estar de acuerdo con nosotros mismos.

Yo también te he echado mi rollo. Te deseo un feliz y tranquilo domingo

Un abrazo.
Francesca ha dicho que…
Me ha encantado! Vivir la emoción, la que sea, no rechazarla, sentirla, hacerla partícipe de la vida y saber que igual que llegan unas otras se van y vuelven como las olas.
A mí este año me han enseñado a reconocer la emoción que tengo, ponerle nombre, ver si es la emoción verdadera o si esconde algo debajo y no rechazarla, sentirla como parte de la vida.
Creo que si se lucha contra la emoción que sea ésta permanece más tiempo.
Un placer visitarte.
Douce ha dicho que…
Sé que no es fácil, pero es necesario si queremos ser nosotros mismos y saber aceptarnos.

Tengo la impresión de que has escogido el buen camino

Un saludo y gracias por la visita a esta isla

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