Conexiones


Lo leía esta mañana. Decía así:
“Necesito algo más que pensamientos íntimos, un código personal o un espléndido punto de vista. Necesito a los demás. No para sobrevivir, sino para sentirme completamente vivo, para ser un humano completo, para ser afectuoso, divertido, alegre y feliz. Puedo amar un concepto – puedo estudiarlo, meditar acerca de él y repetírselo a los demás -, pero no puedo rodearlo con los brazos”.

Este texto aparecía en un libro de Hugh Prather “Palabras para cada amanecer”. Son 365 pensamientos, reflexiones propias que se las ofrece y ofrece a quien quiera oírlo. No es necesario leerlos, según el día del calendario… No dejan de ser ‘sus’ palabras, sus reflexiones, pero cada cual podríamos, no ‘pensar’, sino poner en práctica nuestros pensamientos. Los pensamientos por sí solos no sirven demasiado sino se concretan en actos.

Bajo el influjo de este pensamiento de Prather, salió el Náufrago esta mañana a ‘rozarse’ con personas. De algunas un saludo, con otras un encuentro después de muchos años…Y una sorpresa: Además de ver algunas exposiciones y devolver un libro en la biblioteca que se lo había prestado, el encuentro con el bibliotecario que recogía el libro.

Una sonrisa enorme, un 'buenos días' cordial, un dirigirse a él por su nombre propio. El tono estaba lleno de vida, la sonrisa continuaba mientras recogía lo prestado. En un momento dado Náufrago empezó a dudar de sí mismo. “¿Será alguien que me conoce y yo, por despistado, no lo reconozco…?" Seguía el saludo y no parecía de alguien conocido, sino el "buenos días" más cordial que había recibido de un extraño. Suficiente para ver cómo se puede iluminar una mañana. Con qué poco podemos hacer sentir bien a un desconocido. ¿Por qué somos –soy- tan huraños? ¿Por qué de partida recelo de la respuesta que obtendré cuando voy a pedir un servicio? ¡Tan lejos nos sentimos los unos de los otros!
***

... Y de postre: UN PARACAÍDAS, por si vuelan más alto:

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