Del Barón de Coubertin a las preseas
112 AÑOS DE JUEGOS OLÍMPICOS
Esto de los Juegos Olímpicos que se nos meten hasta en la sopa, el gazpacho o la ensalada, tiene también sus ventajas. Una de ellas es que, aprovechando el evento, te puedes dar un barniz cultural y además sirve para olvidarte por unos momentos, de las Pataky, las Ana Obregón, las Tita Cervera, los Cayetano Rivera, los José Tomás, los Solbes y demás insolventes del reparto mediático estival.
A poco que te descuides, siempre puedes aprender algo sobre el Barón Pierre de Coubertin, cadete fracasado de la Academia de 'Saint Cyr', pedagogo e historiador, seguidor del ‘Cristianismo muscular ‘(!), cristiana versión para alcanzar las cumbres del espíritu a través del deporte. Así que el fervoroso barón se dedicó a llenar Francia de sociedades atléticas y revistas e instituciones del ramo, poniendo de moda lo de “Mens sana in corpore sano” y lo de “l’important c’est de participer”. Por cierto, frase mutilada, porque al parecer lo que dijo es: “Lo importante no es el triunfo, sino la lucha. Lo importante no es haber triunfado, sino el haber luchado”. Gracias, señor Barón. Y aquí nos tienen pegados a las pantalla de plasma, ‘plasmados’, no se sabe si admirando las gestas deportivas, tragándonos los anuncios de champús, seguros, refrescos, coches, que sostienen el negocio, o contando con los dedos las preseas.
Por cierto que el Náufrago que ya peina canas, hacía muchísimo tiempo que no había oído o leído este vocablo de ‘preseas’, que ahora salta a los medios de comunicación en muchos titulares: ‘El medallero se mantiene con dos preseas’, ‘Tricolor intentará cosechar 25 preseas de oro’, ‘Carlos Jiménez, con cuatro medallas, el español con más preseas’ etc.… O sea que con la llegada de los JO las medallas, diplomas y trofeos se han convertido en ‘preseas’.
Modas o sarampiones periodísticos aparte, el Náufrago sintió curiosidad por examinar el origen del vocablo y analizar el por qué una palabra que dormitaba en algún rincón del diccionario como ‘joyas, alhajas, telas preciosas’ se deslizó al terreno de medallas, trofeos y premios varios. Resulta que la palabra deriva de ‘praesidium’ (prae:antes) ‘sedere’ (sentarse), de ahí la familia de los ‘presidentes’, y también los ‘presidios’, como ‘guarniciones avanzadas de soldados’; ‘fortaleza’ o lugar protegido; y también ‘cárcel’ o ‘prisión’… y ampliando su significado deriva hacia: amparo, auxilio, ayuda, protección. O sea que las ‘preseas’ sería aquello valioso que se guarda a buen recaudo. Quizá los joyeros deban saber algo de eso, aunque en los tiempos que corren, tampoco las alhajas, joyas y demás ‘preseas’ encuentran sitio seguro para su guarda y custodia.
CODA).- Y se preguntarán a qué santo viene este rollo semántico. Nunca pregunten por las ‘causas’ por las que el Náufrago escribe lo que escribe. Es una manera como cualquier otra de pasar el rato. Hay otros que les da por hacer sudokus.
Esto de los Juegos Olímpicos que se nos meten hasta en la sopa, el gazpacho o la ensalada, tiene también sus ventajas. Una de ellas es que, aprovechando el evento, te puedes dar un barniz cultural y además sirve para olvidarte por unos momentos, de las Pataky, las Ana Obregón, las Tita Cervera, los Cayetano Rivera, los José Tomás, los Solbes y demás insolventes del reparto mediático estival.
A poco que te descuides, siempre puedes aprender algo sobre el Barón Pierre de Coubertin, cadete fracasado de la Academia de 'Saint Cyr', pedagogo e historiador, seguidor del ‘Cristianismo muscular ‘(!), cristiana versión para alcanzar las cumbres del espíritu a través del deporte. Así que el fervoroso barón se dedicó a llenar Francia de sociedades atléticas y revistas e instituciones del ramo, poniendo de moda lo de “Mens sana in corpore sano” y lo de “l’important c’est de participer”. Por cierto, frase mutilada, porque al parecer lo que dijo es: “Lo importante no es el triunfo, sino la lucha. Lo importante no es haber triunfado, sino el haber luchado”. Gracias, señor Barón. Y aquí nos tienen pegados a las pantalla de plasma, ‘plasmados’, no se sabe si admirando las gestas deportivas, tragándonos los anuncios de champús, seguros, refrescos, coches, que sostienen el negocio, o contando con los dedos las preseas.
Por cierto que el Náufrago que ya peina canas, hacía muchísimo tiempo que no había oído o leído este vocablo de ‘preseas’, que ahora salta a los medios de comunicación en muchos titulares: ‘El medallero se mantiene con dos preseas’, ‘Tricolor intentará cosechar 25 preseas de oro’, ‘Carlos Jiménez, con cuatro medallas, el español con más preseas’ etc.… O sea que con la llegada de los JO las medallas, diplomas y trofeos se han convertido en ‘preseas’.
Modas o sarampiones periodísticos aparte, el Náufrago sintió curiosidad por examinar el origen del vocablo y analizar el por qué una palabra que dormitaba en algún rincón del diccionario como ‘joyas, alhajas, telas preciosas’ se deslizó al terreno de medallas, trofeos y premios varios. Resulta que la palabra deriva de ‘praesidium’ (prae:antes) ‘sedere’ (sentarse), de ahí la familia de los ‘presidentes’, y también los ‘presidios’, como ‘guarniciones avanzadas de soldados’; ‘fortaleza’ o lugar protegido; y también ‘cárcel’ o ‘prisión’… y ampliando su significado deriva hacia: amparo, auxilio, ayuda, protección. O sea que las ‘preseas’ sería aquello valioso que se guarda a buen recaudo. Quizá los joyeros deban saber algo de eso, aunque en los tiempos que corren, tampoco las alhajas, joyas y demás ‘preseas’ encuentran sitio seguro para su guarda y custodia.
CODA).- Y se preguntarán a qué santo viene este rollo semántico. Nunca pregunten por las ‘causas’ por las que el Náufrago escribe lo que escribe. Es una manera como cualquier otra de pasar el rato. Hay otros que les da por hacer sudokus.
Comentarios
Vaya para tí una presea!
C'est tard .........
A demain,
Sepa usted que ayudan a mejorar dificultades en la concentración, facilitan la percepción espacial y mantienen a las neuronas en actividad. Y no dañan a las cervicales, salvo que se hagan por ordenador.
¡Ya me gustaría encontrar tiempo de nuevo para hacer alguno! Pero, entre los madrugones alternos que me llevan a la cama temprano, las permanentes "compras de última hora" y el frenesí previo a la partida inminente de mi retoño, no hay cristiano que sea capaz de verme con el lápiz en la mano colocando números en su lugar adecuado.
Además, no todo el mundo sabe hacerlos ...... :pp
Hay otros que somos incapaces de hacer uno de esos modernos 'crucigramas'.
Si al menos se trabajara con palabras, todavía. Pero eso de los números no está hecho para ciertos náufragos matemáticos...
Así que nada: a coger papel y lápiz y a rellenar cuadraditos. Eso de dar de comer a las neuronas es muy sano. Unos les dan numeritos y otros les dan de comer, parole, parole, parole...