Yo confieso

LOS PECADOS DE OBAMA Y McCAIN, TELEVISADOS


Esta mañana, mientras abría el correo me encontré con una noticia que, como se decía antes, ‘me llamó poderosamente la atención’. Me la leí enterita mientras iba de asombro en asombro. Interiormente pensaba en las piruetas y acrobacias de todo tipo que tienen que hacer los políticos para arrancar un voto.

La noticia en cuestión trataba de la entrevista televisiva que en una hora de gran audiencia había hecho el reverendo Rick Warren, pastor evangelista, a los dos aspirantes a la Casa Blanca. Las preguntas versaban sobre ‘fe, religión y creencias’. Aquello se convirtió en un gigantesco confesonario mediático donde ambos ‘pecadores’, perdón, candidatos, confesaban públicamente sus pecados. Se diría que se trataba de ver quien había sido un mejor ‘ex-pecador’ arrepentido. De los pecados de hogaño, nada dijeron.

El Náufrago que esto escribe debe confesar también sus verdades, y una de ellas es decir que conoce muy superficialmente la sociedad americana para ofrecer una visión objetiva. Unas cuantas películas del oeste, una Guerra de la Galaxias, dos películas de Woody Allen, cuatro hamburguesas en un Mac Donalds y las correspondientes coca-colas, no son argumentos sólidos para opinar sobre una sociedad que uno supone compleja. (¿O es más simple de lo que parece?) Pero ver a dos aspirantes a Presidentes de ese país con sus consecuencias mundiales, tener que someterse a este cuestionario moral-religioso me parece de una venalidad moral que interiormente rechaza mi condición de Náufrago.

Que el bueno de Obama se sienta obligado a confesar sus ‘egoísmos juveniles’ que le llevaron a juguetear con la bebida y con las drogas, y deplore su ‘antigua incapacidad en centrarse en los demás’ por su joven egoísmo o haga exhibición de su ‘fe en Jesucristo que le había ayudado a llevar las cargas de la vida’, a este habitante de islas le parece, que son cuestiones personales que no hay por qué exhibir ante una audiencia por comprar unos votos. Las creencias se viven o no. No hace falta exhibirlas venalmente.

Que el señor McCain quizá aun un mejor ‘pecador arrepentido’, por parecer un pecado más ‘rentable’, confiese que abandonó a su primera mujer, desfigurada tras un accidente de tráfico, para liarse con una ricachona, su mujer actualmente, sigue pareciéndome una solemne hipocresía si es el precio que hay que pagar para ganarse un voto de gente ‘muy moral’, aunque sean el 26% de los potenciales votantes.

Este moderno “París, bien vale una misa”, me sigue pareciendo bastante hipócrita. Sigo sin entender demasiado una sociedad que vende su voto a los que mejor confiesan sus pecados. Pero en fin, así está hecho este mundo y hay gustos para todos

Comentarios

Sylvia Otero ha dicho que…
Sigo pensando: la comédie humaine ...
Campurriana ha dicho que…
Me ha dicho un pajarito que los americanos no son lo que parecen desde Europa. Conozco poco de ellos, así que no añado más hasta próximos conocimientos...

Feliz noche, Náufrago.

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