De vuelta a casa
EL REGRESO DEL 'DESAPARECIDO'
Desde que el Náufrago tuvo noticia de la historia de Pascal Henry, el mensajero-gourmet que interrumpió bruscamente su tour gastronómico en su cuadragésima etapa, en Rosas, sintió por él una extraña simpatía. No sabe exactamente por qué. Quizá porque vio en él un soñador con un lastre de soledad y de penuria en las alas. Le gusta la buena mesa, pero sus posibles no le alcanzan. Tiene gustos exquisitos, pero carece de los medios suficientes para pagar sus caprichos. Le gusta el lujo, las exquisitas maneras y vive en un modesto apartamento de un suburbio ginebrino.
El Náufrago, sin conocerlo, nunca pensó que fuera presa deseable de nadie pues nada tenía que ofrecer a cambio. Las sonrisas y las palabras de su tío, su único pariente y buen conocedor de su extraño sobrino, cuando le preguntaban por el ‘desaparecido’, dejaban entrever que su ‘desaparición’ era fruto de la vergüenza de no poder continuar su periplo soñado: departiendo con entendidos, degustando platos, reconociendo sabores…
Ayer, mientras una treintena de Mossos d’Esquadra peinaba todavía los alrededores de “El Bulli”, el restaurante donde dejó, su sombrero, su agenda y su libro de ruta, mientras iba a buscar una ‘tarjeta de visita’, ya habían aparecido en la prensa sus sucesivas apariciones en cajeros de Berna y de Ginebra, donde el ‘desaparecido’ había retirado sus últimos ahorros. La misma Policía Nacional les habría dado parte de que el martes, 5 de agosto, Interpol-Berna les había comunicado que el ‘mensajero’ había sido localizado. Nadie le ha detenido, porque no hay ninguna denuncia que lo requiera.
Así que, silenciosamente, con la misma reserva de su salida aquel 5 de mayo, volverá a su piso de Colonges a la espera de que tiempos más propicios le permitan seguir soñando...
Desde que el Náufrago tuvo noticia de la historia de Pascal Henry, el mensajero-gourmet que interrumpió bruscamente su tour gastronómico en su cuadragésima etapa, en Rosas, sintió por él una extraña simpatía. No sabe exactamente por qué. Quizá porque vio en él un soñador con un lastre de soledad y de penuria en las alas. Le gusta la buena mesa, pero sus posibles no le alcanzan. Tiene gustos exquisitos, pero carece de los medios suficientes para pagar sus caprichos. Le gusta el lujo, las exquisitas maneras y vive en un modesto apartamento de un suburbio ginebrino.
El Náufrago, sin conocerlo, nunca pensó que fuera presa deseable de nadie pues nada tenía que ofrecer a cambio. Las sonrisas y las palabras de su tío, su único pariente y buen conocedor de su extraño sobrino, cuando le preguntaban por el ‘desaparecido’, dejaban entrever que su ‘desaparición’ era fruto de la vergüenza de no poder continuar su periplo soñado: departiendo con entendidos, degustando platos, reconociendo sabores…
Ayer, mientras una treintena de Mossos d’Esquadra peinaba todavía los alrededores de “El Bulli”, el restaurante donde dejó, su sombrero, su agenda y su libro de ruta, mientras iba a buscar una ‘tarjeta de visita’, ya habían aparecido en la prensa sus sucesivas apariciones en cajeros de Berna y de Ginebra, donde el ‘desaparecido’ había retirado sus últimos ahorros. La misma Policía Nacional les habría dado parte de que el martes, 5 de agosto, Interpol-Berna les había comunicado que el ‘mensajero’ había sido localizado. Nadie le ha detenido, porque no hay ninguna denuncia que lo requiera.
Así que, silenciosamente, con la misma reserva de su salida aquel 5 de mayo, volverá a su piso de Colonges a la espera de que tiempos más propicios le permitan seguir soñando...
Comentarios
A veces es porque te toca la diosa fortuna y otras, la mayor parte de las veces, porque te esforzás para lograrlo.
Bon jour de Saturne!!
Saludos, Náufragos.
Mi opinión es que algo falló en el transcurso de la experiencia. Quizá alguna ayuda prometida que no llegó a tiempo.
De todas formas tiene todos los componentes de 'noticia de verano'