Un adiós ‘sentido’ a Doña Rosa

Regás se llama la Rosa, la que en buena hora es ida. La ha despedido don César A. M. También le ha dicho adiós don Marcelino M.P. Dicen que Molina le dijo, malhumorado, tras la desaparición de las láminas de la Cosmografía de Ptolomeo que “no había hecho nada en más de tres años de gestión”.

Se equivocaba don César Antonio.

R.R. , doña Rosa, ha hecho mucho: ha realizado la Traslatio Jacobea en un barco ruso, gastos pagados por la Xunta, 4 comidas y una dormida incluidas, cada día. Logró que en la Biblioteca Nacional se pusieran a la venta sus libros. Arremetió contra los medios de comunicación, que ni lee, ni oye, pero “que crispan”. La ex Directora manifestó su satisfacción porque “se leyera(n) cada vez menos”. Doña Rosa ha igualado la incompetencia en su gestión y el amiguismo para ‘prestar’ beatos que sus amigos fotografiarían.

Doña R.R. ha sido un modelo en declaraciones que ‘no crispan’, de actitudes 'conciliadoras'. Nunca ha manifestado ese rencor íntimo que la anima y si pudiera, quizá lo haga, escribirá su propia “Historia de España”. Seguramente ya ha recibido el apoyo de su admirado Hugo Chavez que la habrá invitado a pasar el trago de su destitución en el paraíso venezolano, la democracia con la que sueña.

Sus detractores, si los tiene, son fruto de “la maldad por la maldad, la insidia por la insidia” (Carmen Calvo- ‘pixie, dixie’- dixit). Quizá su mundo esté en la traducción, en la edición, en la escritura, no lo sé. Lo que sí pienso es que su actitud, beligerante, agresiva, rencorosa, unilateral, no es la adecuada para la gestión pública. A menos que la transformemos en trinchera para disparar contra todo aquello que se mueve y no sea de nuestro bando.

Como decía Marx, Groucho “:Nunca digas ‘adiós (adeu), di: ‘auf wiedersehen’”

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