Umbral, la Escritura

Ha muerto Paco Umbral y me niego a creerlo. Mañana, todos los periódicos a los que sorprendió su muerte cuando ya estaban camino de la calle, hablarán de él, publicarán páginas especiales glosando su figura. Él se reirá desde sus ojos perdidos, hechos ceniza, tras sus enormes gafas, junto a su eterna bufanda, su foulard y su dandismo madrileño.

Disfrutará viendo que al final, en la unanimidad que reclaman los muertos, todo el mundo hablará de él y de su ‘libro’. Porque la vida de Umbral es un libro. Para eso fue enviado a este mundo, para hacerse ‘verbo’, palabra escrita, columna de periódico, palabra, sólo PALABRA. Para ella nació, de ella se alimentó, por ella vivió. Abandonó la escuela, antes de que ella acabara con él, para hacer camino por sí mismo. Y así, desde el umbral de la pobreza, fue ascendiendo, elaborando su personal cultura, su ámbito vital donde reinaran sus dioses y sus demonios sufrieran el desdén de su crítica y su desprecio.

Como siempre, hay que morirse para encontrar admiradores que nunca se lo dijeron, detractores que se sumarán a los elogios, algo que sin duda le hubiera satisfecho porque nació, trabajó y vivió para reinar en el Parnaso de la Gloria Literaria.

Este Náufrago quiere ser sincero, tiene aquí a mano algunos de sus libros, ha consultado los párrafos que señaló en sus años de fervor ‘umbraliano’. Lo ha seguido intermitentemente en su ‘Última’: “Los Placeres y los días” y ha admirado su prosa poética en algunas ocasiones y otras ha pensado que se repetía a sí mismo. No simpatizaba demasiado con su persona, no cree que fuera un gran ‘novelista’ en el sentido propio del género, si es que hay parámetros que digan lo que es una novela. Pero para escribir novelas, piensa el Náufrago, hay que saberse desdoblar en multitud de personajes, hacerles vivir, sufrir, amar, engañar, sentirse perdidos... y en Umbral no había más personaje que él mismo.

El Náufrago tiene la impresión, muy personal desde luego, que lo que había en Umbral era sobre todo metáfora, poesía, imágenes audaces, manejo del lenguaje, amor por la palabra. En su libro “ La noche (en) que llegué al Café Gijón” confiesa:

“Con Juan Ramón aprendí por primera vez eso que luego aprendería en tantos otros escritores españoles y extranjeros... A tejer una prosa densa entorno de una cosa, a sacarle un vaciado en prosa a unas bellas manos o un rayo de sombra. A condensar la escritura como un ovillo en torno de sí misma, hacer tener un copo de letras girando en torno de la nada. El poema en prosa”.

Podría seguir escribiendo todo lo que Umbral deja como arte de escribir. Pero los próximos días correrán ríos más o menos caudalosos de palabras, más o menos acertadas. Sólo quiero recordar una pequeña anécdota. A principios del mes de julio, El Náufrago regresaba de un viaje a Salamanca junto a su hijo. Mientras su hijo conducía él leía la prensa. En un momento dado llegó a su ‘última’ de "Los placeres y los días". Se titulaba Julio.

Empezó a leer en voz alta, pidió a su hijo que escuchara y le dijera si sentía que estaba leyendo prosa o poesía. Si tienen tiempo y les interesa, les ruego que lean este artículo.

  • Empieza así la columna:

“Ha entrado julio con su carta verde, con su mensaje tenue que mueve todo el cielo, somos como el dominio de lo azul, pasamos por un cielo ya maduro que canta entre los mundos poderosos y deja su mensaje vecinal a la puerta frondosa de otro mes.

Siempre nos pilla el año en estas cosas, en el trajín alegre de otro día, y me siento a escribir alborozado mientras muere un caballo o una dama con el ademán bello de lo equino. Anda trepando julio, mes maduro, por las tapias de luz que dan al río y unos golfos alegres, venturosos, se adornan con la ropa de los bosques." (leer más)

  • También se podría leer así.
Ha entrado julio con su carta verde,
con su mensaje tenue que mueve todo el cielo,
somos como el dominio de lo azul,
pasamos por un cielo ya maduro
que canta entre los mundos poderosos
y deja su mensaje vecinal
a la puerta frondosa de otro mes.

Siempre nos pilla el año en estas cosas,
en el trajín alegre de otro día,
y me siento a escribir alborozado
mientras muere un caballo o una dama
con el ademán bello de lo equino.
Anda trepando julio, mes maduro,
por las tapias de luz que dan al río
y unos golfos alegres, venturosos,
se adornan con la ropa de los bosques.

¿Es o no es 'poesía'?

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Referencias para textos y fotos: Diario "EL Mundo"

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Julio,tú eres poesia.
Anónimo ha dicho que…
Muchas gracias,Pilar

¡Qué más quisiera! Aunque tampoco me importaría ser prosa, si ser prosaico es seguir vivo.

'Prosus', decían los latinos, significa: 'ir hacia adelante'

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