Lunes, 20:.. hasta el Sahara (2)

Al terminar las clases, unos compañeros habían organizado una comida informal en uno de los Departamentos del centro. Un departamento con vistas...Alineados sobre varias mesas escolares se iban exponiendo las contribuciones culinarias que cada cual iba aportando. La visita de un poeta saharui había sido el pretexto para que los alumnos y los profesores que el año pasado habían visitado los campamentos, se reunieran para festejar la visita de Liman Oicha , que así se llama el poeta, y de paso recordar aquella semana inolvidable, para los chicos y chicas y también para los profesores que les acompañaron. La comida transcurría entre risas cómplices al recordar aquellos días de convivencia, al ver las fotos u oír los comentarios de las grabaciones de radio a las que había sido invitados. Liman, que no había participado en aquel encuentro por residir en España, observaba y oía , imagino que con ojos y oídos de poeta, de persona observadora y sensible.

Yo también observaba y veía que a aquellos chicos y chicas y a los profesores que les habían acompañado les unía algo más fuerte que la simple relación que se crea en las aulas. Las dos únicas personas saharauis, una jovencita de unos veinte años, adoptada por una profesora también presente y Liman, así como los demás que me rodeaban era la muestra exacta de eso que un palabreo hueco, sin contenidos exactos y concretos venden otros. con un nombre más ampuloso , casi inasible, por indefinido y confuso: “Alianza de civilizaciones”. Los dos ‘invitados’ deberían manifestar si se sentían ‘aliados’, y al parecer así se sentían, aunque sin patria.

Esa patria que llevan añorando desde hace muchos, muchos años y que Liman cuenta en esta leyenda saharaui:

“En el fondo de la tierra está "Yaya y "Mayuya", ellos pueden ser una familia numerosa, una tribu, o un pueblo, qué más da, una cosa u otra. Lo cierto es que llevan miles de siglos cavando desde el centro de la tierra, y quieren llegar para anunciar una noticia.

Cada noche, cuando los humanos duermen, "Yaya y Mayuya" empiezan a cavar con sus manos, y sólo dejan de lastimar el sueño de la tierra cuando se acercan a la superficie y están tan agotados que ya no pueden mover ni un dedo. Por desconocimiento, ignorancia o soberbia, cuando finalizan la jornada, sólo dicen: "Nos queda poco, mañana lo terminaremos y saldremos a la superficie de la tierra", pero ellos nunca dicen la palabra clave: "Si Dios quiere".

Y Dios se enfada con ellos, y ordena que toda la tierra apartada vuelva a su forma inicial, y "Yaya y"Mayuya", sin darse cuenta vuelven a empezar desde cero. Hasta el día que nace su hijo, y como por casualidad del destino, le llaman: "Si Dios Quiere". Después del bautizo, vuelven de nuevo a la eterna faena convencidos de que llegarán. De nuevo hincan miles de veces las puntas de sus picos en la tierra, y el agotamiento se refleja en sus caras, sin embargo al ver la cara de "Si Dios Quiere" cómo se les ilumina los rostros. Al bebé le dicen palabras cariñosas o le gritan desde sus zanjas "Ríete, no llores, "Si Dios Quiere", mañana llegaremos". Cuando el Altísimo les escucha, se compadece o se ¿compadecerá? de ellos y les deja subir a la superficie para anunciar - ¿o ya han anunciado? -la llegada del "Juicio Final o del Juicio Inicial".

Liman Boicha

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