El otro lado del espejo

“¿Te gustaría vivir en la casa del espejo, gatito? Me pregunto si te darían leche allí; pero a lo mejor la leche del espejo no es buena para beber... pero ¡ay, gatito, ahí está ya el corredor! Apenas si puede verse un poquito del corredor de la casa del espejo, si se deja la puerta de nuestro salón abierta de par en par: y por lo que se alcanza a ver desde aquí se parece mucho al nuestro sólo que, ya se sabe, puede que sea muy diferente más allá. ¡Ay, gatito, qué bonito sería si pudiéramos penetrar en la casa del espejo! ¡Estoy segura que ha de tener la mar de cosas bellas! Juguemos a que existe alguna manera de atravesar el espejo; juguemos a que el cristal se hace blando como si fuera una gasa de forma que pudiéramos pasar a través. ¡¿Pero, cómo?! ¡¡Si parece que se está empañando ahora mismo y convirtiéndose en una especie de niebla!! ¡Apuesto a que ahora me sería muy fácil pasar a través!”

Eso es lo que dijo Alicia, según Lewis Carroll y sin más trató de atravesar el espejo para ver que ocurría del otro lado de la casa del espejo. Con esta metáfora Gustavo Bueno trata de explicar este pensamiento simplista con que Zapatero pretende resolver todos los problemas de España y del mundo. Hasta nueve asuntos trata en su libro “ Zapatero, el pensamiento Alicia”: la Alianza de civilizaciones, la mujer, el diálogo, Franco y el franquismo, los derechos de los simios, la solidaridad, la memoria histórica, el pluralismo cultural, España y la Nación española, la democracia o el humanismo.

Este simplismo ideológico es el que caracteriza al ‘pensamiento Alicia’. “Un pensamiento que concuerda más bien con una actitud optimista , angelical (sincera o fingida), que propende a confiar en que todo sucederá para bien o para mejor, o acaso en no desconfiar (al menos en público) en que algo pueda suceder para mal o para peor” Lo que ocurre es el poema que hay detrás del espejo es ilegible. Entonces quizá se pierda la inocencia y ésta empiece a ser sustituida por ‘ una mala conciencia, lindante con el cinismo y la mala fe'.

La conclusión a la que uno había llegado, antes de leer las frases del escéptico profesor , es ¿ qué nos espera cuando alguien angelical o interesadamente, o ambas cosas a la vez, decide, sin más preparativos que un impulso mesiánico, pasar al otro lado del espejo? ¿Conocía bien a los personajes que habitaban en esa casa? ¿Sabía si el fuego además de dar luz , quemaba?

Los pensamientos Alicia podrían admitirse si tan sólo fueran un planteamiento teórico, pero cuando el pensamiento lleva aparejado el asumir sus consecuencias prácticas su carácter inofensivo desaparece: “ En efecto los pensamientos Alicia pueden llegar a ser no otra cosa sino encubrimientos de la realidad, intentos para disimularla arrojando sobre ella velos legales (propios de legistas) destinados a tranquilizar a los electores y consumidores. Pensamientos que son valores impregnados de perfumes que huelen a opio del pueblo”

¿No les parece que esto que dice el viejo profesor tiene una traducción concreta en actitudes, decisiones judiciales, palabrería que oímos cada día? Es una pena ser tonto, ciego, incrédulo, ante tanto ‘visionario’ y adepto, pero es un consuelo compartir la imbecilidad, la ceguera y la incredulidad con alguien que trata de pensar por su cuenta, al margen de aduladores y turiferarios.
--------------------------------
“Zapatero y el pensamiento Alicia. Un presidente en el País de las Maravillas”.-
Gustavo Bueno. Colección .Tiempos modernos. 367 p.

Comentarios

Entradas populares